Blitz, de Steve McQueen
Los bombardeos alemanes sobre ciudades inglesas entre septiembre de 1940 y mayo de 1941 mataron a 43.000 civiles y causaron una destrucción sin precedentes sobre centros industriales, puertos y objetivos militares: Londres recibió 71 ataques durante 57 días consecutivos y en total más de 20.000 toneladas de explosivos fueron lanzadas sobre 20 ciudades británicas. Ese periodo de la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra se conoce como blitz, del alemán blitzkrieg, “guerra relámpago”. El cine nos ha mostrado este doloroso momento en películas tan diversas como Mrs Miniver (1942), La esperanza y la gloria (Hope and Glory, 1987), El ocaso de un amor (The End of the Affair, 1999) o Expiación, deseo y pecado (Atonement, 2007), pero ahora le llegó el turno al director británico Steve McQueen de mostrarnos su versión de los hechos en Blitz (2024).
McQueen es un realizador muy brillante y comprometido política y racialmente, y ya en la serie de cinco filmes realizados para la BBC llamada colectivamente Small Axe (2020), nos mostró las vicisitudes de los ingleses de raza negra entre los años sesenta y los ochenta del siglo XX, haciendo énfasis en los inmigrantes de las Indias Occidentales británicas. Ahora en Blitz quiere hablarnos de otros ignorados por “la historia oficial” del Reino Unido: los participantes negros que lucharon por ese país en la Segunda Guerra Mundial y que también –algo escandaloso para la época- se involucraron románticamente con las mujeres británicas. Como bien lo recuerda Sonya O. Rose en un artículo en The American Historical Review: “las relaciones sexuales, reales o potenciales, entre mujeres británicas blancas y hombres de color en la Segunda Guerra Mundial resultaban especialmente inquietantes para muchos británicos, ya que ponían en peligro el sentido que los británicos tenían de sí mismos como blancos. El espectro de los bebés «mestizos» amenazaba con desdibujar los lineamientos raciales de la identidad nacional británica blanca y convertir la nueva presencia negra en un «problema social» permanente, en lugar de un inconveniente temporal en tiempos de guerra o limitado a las colonias y a unas pocas zonas portuarias de la metrópoli” (1).
Al inicio de la década de los años cuarenta del siglo XX había más de 7.000 residentes permanentes no blancos en las ciudades portuarias. Muchos de esos colonos se enrolaron en el ejército inglés. Más de 10.000 hombres y mujeres de las Indias Occidentales se alistaron voluntariamente en las fuerzas armadas. Casi todos los hombres estaban en la Real Fuerza Área (RAF); las mujeres se alistaron en el Servicio Territorial Auxiliar (ATS). Además, más de 500.000 africanos lucharon del lado británico. “A diferencia de la Primera Guerra Mundial, no había regimientos o batallones coloniales no blancos estacionados en Gran Bretaña, excepto durante periodos muy cortos” (2), casi todos estaban en el frente de guerra. Mencionemos también la presencia de personal militar de origen norteamericano: hacia el día D en 1944, había un millón de soldados estadounidenses en suelo británico, muchos de ellos de raza negra.
Blitz no nos cuenta nada de esto: su narración nos incita a enterarnos por nuestra propia cuenta de estos antecedentes históricos y raciales. Lo que tenemos acá es la historia de un niño mestizo de 9 años, George Hanway, de madre blanca británica y padre negro, natural de Granada, al parecer deportado (o asesinado) antes que el niño naciera. Las circunstancias de su nacimiento, del repudio que seguramente sufrió su madre, Rita (Saoirse Ronan); la aceptación de su abuelo paterno y demás familiares, las burlas que seguramente padeció en la escuela por su color de piel… nada de eso nos muestra el director Steve McQueen. El relato es el del bombardeo de Londres y la necesidad que tiene Rita de evacuar a su hijo a otra ciudad para protegerlo. Esa iba a ser la segunda oleada de evacuaciones que tuvieron que asumir los niños británicos entre los 5 y los 14 años durante la guerra. Primero en 1939, cuando Alemania invadió a Polonia, el gobierno desarrolló la “Operación Flautista de Hamelín” y en trenes movilizó casi 850 mil niños y más de 500 mil mujeres hacia zonas rurales. Al ver que nada pasaba, más del 80% de los evacuados regresaron a sus casas, pero cuando el bombardeo empezó en septiembre de 1940 ocurrió una segunda evacuación gubernamental: alrededor de un millón de niños se movilizaron fuera de las grandes urbes y otros fueron sacados del país por sus familias hacia Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda.
George (interpretado por Elliott Heffernan) es uno de los niños que debe dejar su hogar y abordar uno de esos trenes. Cuando Steve McQueen estaba reuniendo información para hacer Small Axe dio con una foto en los archivos del Imperial War Museum que le llamó mucho la atención: un niño negro en una plataforma ferroviaria con una maleta y una chaqueta que le quedaba grande, esperando ser evacuado. Esa fue la inspiración para hacer Blitz. “En cuanto vi esa imagen, supe que debía mostrar la narración a través de los ojos de un niño” (3), afirmaba McQueen en entrevista para Smithsonian Magazine. Se preguntó: “¿Quién es este niño? ¿De dónde podría haber salido? ¿Cuál era el origen de sus padres? ¿Dónde vivía? ¿Cuál era la composición de la zona?”. Por eso es a través de este niño que veremos los horrores de una guerra que parece querer arrastrarlo lejos de casa, que parece empeñada en separarlo de su madre.
Blitz, aunque no parezca, relata eventos que transcurren en solo tres días. Es una aventura épica pero de corta duración. El tiempo suficiente para que George experimente la solidaridad, la decepción, el miedo, el racismo, el abuso, la soledad, el miedo, el heroísmo. Demasiadas cosas para un joven que depende solo de su voluntad para no darse por vencido ante los retos que le impone una situación donde el “sálvese quien pueda” es la consigna y en la que un niño negro, aparentemente abandonado, no parece ser la prioridad de nadie. Y si alguien iba a ser compasivo con él, sería alguien de su propia raza, Ife (Benjamin Clémentine), un vigilante africano de ataques aéreos que hacia rondas nocturnas para asegurarse que se respetara el apagón civil nocturno. Ife está inspirado en el nigeriano Ita Ekpenyon, que llegó a Londres en 1921, con 28 años de edad, y fue uno de los 200 mil habitantes de la ciudad que se ofrecieron voluntariamente como vigilantes de Protección Antiaérea (ARP).
No todos los encuentros de George son positivos. La rapiña que se abate sobre la ciudad en ruinas también lo convierte en víctima. Blitz es por eso una serie de episodios anecdóticos en los que George y su punto de vista son el centro. McQueen no nos ahorra horrores pese a que un niño sea el protagonista. Su mirada puede ser ingenua, pero no la de McQueen, que cuenta con los recursos visuales y tecnológicos para hacernos partícipes de la monstruosa destrucción que sufrió su ciudad natal. Un azote que caía del cielo cada noche arrastrando vidas e ilusiones y que él nos contó con ojos e imágenes nuevas, con unos héroes ignorados por la historia británica, pero que sin ellos quizá fuesen otros los que la hubieran contado.
Citas:
1. Sonya O. Rose, “Sex, Citizenship, and the Nation in World War II Britain”, The American Historical Review, Vol. 103, No. 4 (Oct., 1998), p. 1157
2. Sonya O. Rose, Op cit, p. 1155
3. Gregory Wakeman, “The Real Story Behind Apple TV+’s ‘Blitz,’ a New Steve McQueen Movie About Britain’s Everyday World War II Heroes”, Smithsonian Magazine, 22/11/24. Disponible online en:
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