¡Agúzate!: Sonido bestial, de Sandro Romero y Sylvia Vargas

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Sonido bestial (2012) ha sido el triunfo del empecinamiento de sus realizadores y, por eso, fue apenas lógica la alegría y el entusiasmo que despertó su estreno el pasado 8 de noviembre en la inauguración de la IV versión del Festival Internacional de Cine de Cali, donde además se contó con la presencia de Richie Ray y Bobby Cruz –protagonistas de este documental- que incendiaron la noche al ofrecer un concierto al término de la proyección.

Pero si esta historia tiene final feliz –y un venturoso porvenir, así suene a mensaje de tarjeta navideña- la verdad es que fueron muchas las vicisitudes que Sylvia Vargas Gómez y Sandro Romero Rey afrontaron para sacar adelante este proyecto, que se inició en el 2001 cuando los músicos debutaron en el Carnegie Hall, continuó con el registro de sus presentaciones al año siguiente en Cartagena y Barranquilla, y terminó con los conciertos que en el 2003 ofrecieron en Bayamón, Puerto Rico, para conmemorar 40 años de actividad artística y su álbum número 100. De ahí para adelante vino todo el montaje (a cargo del suizo Marius Wehrli, otro compinche de esta aventura), la prolongada y a veces surreal lucha por la consecución de los derechos de las canciones, el paso a 35 mm y por fin la puesta a punto de un filme que ya era hora que viera la luz.

Sandro Romero –director de teatro, actor, novelista, cinéfilo, guionista, crítico de cine, melómano, stoniano, cronista y el escritor que mejor maneja la primera persona del singular- y Sylvia Vargas –abogada y productora de cine- ya habían hecho juntos un mediometraje, Un suramericano en París, pero nada de la envergadura de Sonido bestial, un documental no solo hecho con conocimiento del tema –Sandro es caleño y tiene la salsa en su ADN nativo- sino con un profundo amor y respeto por la vida y la obra de Richie y Bobby.

El documental está estructurado a través de entrevistas individuales a cada uno –solo hay un momento en que los vemos juntos, conversando con Tony Pepsi- en las que rememoran sus orígenes musicales, el momento en que ambos coincidieron y decidieron trabajar juntos, y su desarrollo como músicos profesionales. Alrededor de estas entrevistas viene su música –sobre todo la de los conciertos en Puerto Rico- y los testimonios de aquellos que son parte de su historia: el padre de Richie, Pacifico Maldonado; la vocalista Miki Vimari; el músico y coleccionista Pablito “el indio” Rosario, o los hermanos mellizos de Bobbie. Este andamiaje bebe y evoca a Buena Vista Social Club (1999), el documental de Wim Wenders, sin por ello contaminar su propio ritmo y su autonomía narrativa. Contextualizan las entrevistas unas imágenes de archivo de Nueva York y Cali en los años sesenta -absolutamente nostálgicas- además de notas de prensa, fotos, carátulas de los álbumes y cuanto material anecdótico hubieran podido recoger los realizadores. No olvidan, por supuesto, documentar también su conversión a la religión cristiana y como su profesión de fe hizo que su carrera como estrellas públicas hiciera una larga pausa. No hay asomo de ironía en esos instantes: estos músicos estaban convencidos de su llamado y así nos los muestran, entregados ahora a cantar unas composiciones menos afortunadas pero igual de fervientes.

La música sostendría a Sonido bestial por sí solo, pero hay, por fortuna, toda una concepción narrativa que le da sentido a lo que vemos y oímos. Este filme es un homenaje a dos grandes talentos y como tal tenía que estar a su altura. Lo logró.

Publicado en la revista Arcadia No. 86 (Bogotá, noviembre-diciembre/12). Pág. 36
©Publicaciones Semana S.A., 2012

Sondio Bestial psoter

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