Audrey sigue de moda

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Juan Carlos González A. 
Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (Bogotá, 11/05/14). Pág. 8 (sección Debes Hacer). 
©Casa Editorial El Tiempo, 2014 
El pasado 4 de mayo la página principal de Google venía adornada con uno de sus “doodles”, esos ingeniosos diseños que reemplazan o se superponen a las letras del nombre de este buscador y que celebran alguna efeméride global o local. El “doodle” al que me refiero fue muy sencillo y a la vez muy hermoso: se conmemoraban los 85 años del nacimiento de Audrey Hepburn y para ello –inspirándose en una fotografía que le hizo Yousuf Karsh en 1956- dibujaron su rostro de perfil, con los ojos cerrados, mientras en el fondo la vemos rodeada de niños, evocando su trabajo humanitario como embajadora de la UNICEF, al que dedicó los últimos años de su vida. 
Casi coincidiendo con este aniversario salieron a la venta el mes pasado, en formato de alta definición, dos de sus más recordadas películas, Sabrina (1954) la hermosa comedia romántica del gran Billy Wilder y Funny Face (1957) del nonagenario Stanley Donen. Ver ambas películas en blu-ray es una delicia audiovisual, sobre todo para poder admirar en el segundo de los títulos mencionados, además de la música de los hermanos Gershwin, la labor del afamado fotógrafo Richard Avedon como consultor visual de un filme lleno de color, glamour y elegancia. También este año van a conmemorarse cinco décadas del estreno de Mi bella dama (My Fair Lady), el premiado largometraje de George Cukor donde Audrey da vida a la indomable Eliza Doolittle, uno de sus papeles más recordados. 
Musa de Givenchy, que la vistió desde Sabrina, su figura estilizada y su clase han superado vanguardias y modas para permanecer siempre vigente. Desde hace unas semanas se dispone de una reedición del libro Audrey Hepburn: A Photographic Celebration, de Suzanne Lander, que se suma al enorme acervo de textos e imágenes sobre esta actriz, una mujer de una belleza serena y pícara a la vez, que se convertiría en ícono de la elegancia y la alta costura. Su hijo Luca Dotti lanzó el año pasado un libro, Audrey in Rome, donde podemos verla en una faceta familiar, lejos de Hollywood. 
¿Algo más? Su cine, siempre su cine. Sonríanse con Love in the Afternoon y Charada, deléitense con Breakfast at Tiffany’s y reflexionen con Two for the Road. Entenderán claramente porque Audrey Hepburn brilla con más intensidad que cualquiera de las “estrellas” del cine de hoy.

Audrey con su esposo Mel Ferrer en la Piazza Guglielmo Marconi de Roma hacia 1960
Audrey Hepburn, 1929-1993
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