B.B. y Godard

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Hoy cumple 80 años la diva francesa Brigitte Bardot –B.B.– y para conmemorarlo apropiadamente, nada mejor que escribir de uno de sus largometrajes más emblemáticos, El desprecio (Le Mépris, 1963), dirigido por el incombustible Jean-Luc Godard, que este año obtuvo el Premio del Jurado en Cannes por su filme Adiós al lenguaje. Escribir sobre El desprecio tiene además otro propósito: invitarlos a ver esta cinta, pues hace parte de la programación del 13º Festival de Cine Francés en Colombia que se celebra en Bogotá hasta el 8 de octubre y en otras ciudades del país hasta el 22 de octubre.

Al final de los créditos iniciales de esta película –los cuales son narrados por la voz de Godard y no escritos en la pantalla- se nos dice que el crítico y teórico del cine André Bazín afirmó que “el cine nos muestra un mundo que se adapta a nuestro deseos”. Y que “El desprecio es la historia de ese mundo”. El tema entonces es el cine y la tensión resultante entre las ambiciones artísticas de un autor –interpretado por el maestro alemán Fritz Lang– y los intereses comerciales de un productor norteamericano. En medio de esa dicotomía están un guionista y su esposa (Bardot).

La actriz nunca había participado en una película de los directores de la “nueva ola” del cine francés y aunque los inspiró desde su aparición en Y Dios creó a la mujer (1956), señalándoles un camino de libertad y emancipación frente a lo establecido, la verdad es que su carrera se había desarrollado entre realizadores más tradicionales, los que hacían el llamado cinéma de papa, respondiendo a una tradición de calidad que los creadores de la “nueva ola” veían como nociva.

Godard y B.B. habían manifestado su interés en trabajar juntos. La fama de la actriz hizo que fuera fácil conseguir un presupuesto de un millón de dólares y poder rodar en Roma, pero la curiosidad de la prensa y el asedio de los paparazzis volvieron muy difíciles las cinco semanas de filmación. Ni actriz ni director se sintieron a gusto: B.B. se quejaba de que “siempre había que inventarse los diálogos en el último momento, no había estructura”. Además los productores exigían escenas con la actriz desnuda, algo a lo que Godard tuvo que ceder.

Pese a las dificultades, El desprecio es considerada una de las mejores cintas de Godard. Una declaración de principios, una carta de amor a la pureza del cine.

Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (Bogotá, 28/09/14). Pág. 6, sección “Debes hacer”. 
©Casa Editorial El Tiempo, 2014

Bardot y Godard durante el rodaje de El desprecio

Bardot y Godard durante el rodaje de El desprecio

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