Para no olvidar: Buscando a Dory, de Andrew Stanton y Angus MacLane

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Termina Buscando a Dory (Finding Dory, 2016) con la voz de Sia interpretando Unforgettable, la canción de Irving Gordon que Nat King Cole cantó con éxito en la década de los cincuenta, pero que su hija Natalie popularizó cuarenta años después, en 1991, en un dúo en que las voces de ambos se entrelazan con sensibilidad y elegancia. Nat King Cole había muerto en 1965, cuando ella recién había cumplido 15 años. Fue la tecnología la que les permitió cantar juntos, en un premiado tributo de una hija a su célebre padre.

Es muy significativo que esa canción sea interpretada en los créditos finales de este filme que trata sobre la desmemoriada Dory, sobre todo porque son la memoria y los recuerdos los que nos definen como seres. Hay cosas, situaciones y personas que sencillamente no podemos olvidar, porque si lo hacemos dejamos de ser. Por eso la enfermedad de Alzheimer y otras demencias vasculares son tan dolorosas para quien las padece y para sus familias. Porque se deja de ser. Y olvidar es no poder volver a la casa de la que salimos, es perder los lazos que nos atan a los otros, es morir.

Buscando a Dory (2016).

Buscando a Dory (2016).

Suena Unforgettable como un homenaje de Pixar a los recuerdos imborrables, a esos que ni Dory podía darse el lujo de renunciar. Porque si bien vivir en el “eterno resplandor de una mente sin recuerdos” le permitió en Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003) servir de blanco humorístico, en su propia película tal situación se revela como algo intolerable y se transforma en el afán de encontrar a unos padres de los que un día se extravió. Esa reconciliación con su pasado se convierte en una cruzada personal que no atiende los llamados a la cordura de Marlin –el sobreprotector padre de Nemo- que sospecha que se trata de un periplo inútil. Buscando a Dory, a diferencia de aquella de la que se originó, no es acerca del viaje transoceánico que traslada a los pequeños peces desde la Gran Barrera de Coral en Australia hasta la costa californiana, como sí lo es sobre el retorno de Dory a sus raíces para saber de dónde proviene y quién es en realidad.

Buscando a Dory (2016).

Buscando a Dory (2016).

Su amnesia a corto plazo se convierte en una oportunidad para conocer sus otras fortalezas y aprovechar una recursividad que no saldría a flote si recordara todo lo que le sucede. No es un pez ingenuo, es un ser determinado y obstinado que no va a dejar que una circunstancia cognitiva le impida cumplir con sus planes. Pixar nos alecciona, como habitualmente hace, y esta vez es particularmente claro (algunos lo tildarán de demasiado obvio): no hay límites físicos o intelectuales cuando la voluntad está indemne y hay unos propósitos definidos, y que solo nuestros temores nos separan de las metas (como bien lo afirma Piper, el bellísimo cortometraje que antecede a este filme).

Buscando a Dory refleja en realidad dos búsquedas: la que Nemo y su padre hacen de ella, cuando son separados al llegar a las proximidades del Instituto de la Vida Marina en California, y que da lugar a unas situaciones cómicas bien ejecutadas donde brillan nuevos personajes secundarios; y una más honda, la que los padres de Dory han hecho todos estos años, sin perder la esperanza de volver a encontrarla. Sospechaban que habían dejado en ella una impronta profunda, impresa a base de amor, y que resultó ser a prueba de amnesias. En otras palabras, inolvidable.

Finding-Dory-movie-poster

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