Calle de Tepeji 21: Roma, de Alfonso Cuarón

Compartir:

Para contar en Roma (2018) la historia de una empleada doméstica y su relación con la familia con la que trabaja en una casa en la Ciudad de México de principios de los años setenta, el director y guionista Alfonso Cuarón decidió optar por un dispositivo formal de características épicas, algo en abierta y feliz contradicción con el tono cotidiano de las vivencias que va a mostrarnos, de tintes autobiográficas.

Cuarón, que además ejerció acá como director de fotografía, tenía los recursos para hacerlo y sabía qué hacer con ellos. Su película es un flujo constante, un río cada vez más caudaloso de imágenes y situaciones que se suceden sin parar, cada una rivalizando con las demás en asombro y emoción. La cámara no solo está siempre en movimiento, siguiendo a los personajes o a su lado, sino que además hay dentro del cuadro (o fuera de él) en todo instante un accionar permanente del que Cleo (interpretada por Yalitza Aparicio, una joven de origen indígena), la protagonista, es involuntario testigo o adolorida heroína. Protagonista, así mismo, es la casa donde ella  y sus patrones viven. Es el número 21 de la calle de Tepeji, colonia Roma sur, y la lente de Cuarón nos permite recorrerla en tomas de 360 grados para meternos en cada rincón y captar una arquitectura que también define a sus habitantes y la relación de poder que hay entre ellos.

Roma (2018)

En La dolce vita (1960) de Fellini, hay una escena de grandes proporciones que involucra a unos niños que supuestamente vieron a la Virgen María. La romería de fervientes, curiosos, periodistas y lluvia es inconmensurable, y parece que Cuarón estaba atento: Roma tiene escenas masivas de gran complejidad técnica que son parangonables con esta.

No lo dudo: Fellini es el espíritu inspirador de Roma -una de sus películas se llama también así- que en su tono de nostalgia benévola recuerda a Amarcord (1973), además de contener elementos muy caros a Fellini como el circo, el absurdo, los excesos, los personajes rocambolescos, el mar, la redención. Sin ir muy lejos, un embotellamiento de trafico remite directamente a 8 ½ (1963). Fellini estuvo aquí, en este filme magnifico que está lleno de momentos de catarsis y de (re)nacimientos.

Roma (2018)

Alfonso Cuarón nos llevó a la época de su infancia -nació en 1961- para, mediante una reconstrucción preciosista de época, hablarnos de la naturaleza misma del cine, capaz de volver gesta cualquier hecho mínimo, capaz de intensificar la realidad, capaz de estremecernos como la vida misma no haría.

Publicado en el periódico El Tiempo (Bogotá, 16/12/18) p. 3.7
©Casa Editorial El Tiempo, 2018

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

Compartir: