Cuatro muchachos en el viento: A Hard Day’s Night, de Richard Lester
Los lectores habituales del periódico The New York Times se encontraron ese miércoles 12 de agosto de 1964 con una reseña sorpresivamente positiva del famoso crítico de cine Bosley Crowther a propósito de una película juvenil estrenada el día anterior, llamada A Hard Day’s Night, y que él definió como “una parodia maravillosamente vivaz y bien intencionada de la locura juvenil llamada “Beatlemania”, la actual y contagiosa moda de los jóvenes -por lo demás saludables- hacia cuatro muchachos británicos con el pelo greñudo”.
Crowther en su texto elogia el filme, considerándolo “mucho más sofisticado en tema y técnica que lo que promete su material aparentemente frívolo”. Era la aprobación cinéfila oficial –que realmente ningún joven de esa época necesitaba- de la primera aventura fílmica de los Beatles, la avanzada de la invasión del pop y del rock británicos en América. La banda había visitado por primera vez a los Estados Unidos en febrero de ese mismo año. Su presentación en vivo en televisión durante El show de Ed Sullivan el domingo 9 de febrero, en la que interpretaron cinco canciones (la última de ellas fue la exitosa I Want To Hold Your Hand), es ya legendaria: más del 85% de los televisores de ese país estaban sintonizando el programa en ese momento, con una audiencia calculada de 73 millones de personas. Al regresar a Inglaterra los Beatles sabían cuál era su próximo paso: debutar en el cine.
Ya todo estaba dispuesto para ello. United Artists había firmado un contrato con el cuarteto y puso al productor norteamericano Walter Shenson al frente del proyecto. Los Beatles se encerraron en los estudios EMI en Abbey Road, Londres, y en tres días grabaron seis de las canciones de la banda sonora. Shenson le preguntó a los Beatles quien quisieran ellos que dirigiera la película y Paul McCartney dijo “La única persona que se nos ocurre es… ¿Quién hizo The Running Jumping & Standing Still Film? ¿Quién hizo eso? Porque fue brillante”. McCartney se refería a un cortometraje que había dirigido un novato realizador estadounidense que vivía en Inglaterra, llamado Richard Lester. Shenson lo conocía bien: acababa de producir un largometraje suyo.
Lester nació en Filadelfia el 19 de enero de 1932. Aunque estudió psicología clínica, siempre se interesó en los medios de comunicación. Empezó como tramoyista en una estación de televisión local y lentamente fue ascendiendo hasta llegar a ser director de programas en vivo. Ahí estaría por casi tres años. “A los 22 años me encontré que tenía novia, un automóvil, un apartamento. Pensé: mi vida está organizada y terminada. Es una locura. Tengo que salir”, recordaba. Se fue para Inglaterra a trabajar en la televisión, pero sus inicios no fueron auspiciosos: uno de los programas que produjo, The Dick Lester Show, solo tuvo un episodio al aire. Pese a eso llamó la atención del actor Peter Sellers, que le propuso llevar a la pantalla chica un famoso programa cómico de radio, The Goon Show, que este estelarizaba junto a los comediantes Spike Milligan y Harry Secombe. El resultado fueron los cinco episodios de A Show Called Fred y los ocho episodios de Son of Fred, emitidos en 1956.
“Nosotros éramos los hijos de The Goon Show. De alguna forma éramos la extensión de esa rebelión”, afirmaba John Lennon, que desde los doce años era fanático del crudo humor y las parodias del programa radial. Gracias a su relación con Peter Sellers y Milligan es que Lester dirige el cortometraje The Running Jumping & Standing Still Film (1960), rodado con una cámara de 16mm propiedad de Sellers. Se trata de una aparentemente anárquica sucesión de personajes cuya aparición desplaza el centro de atención hacia el recién llegado. Todos terminarán relacionándose en unas aventuras episódicas medianamente cómicas y con un inesperado componente surreal. El corto es mudo, solo lo acompaña una banda sonora que el propio Lester compuso. Para sorpresa de todos fue nominado al Premio Óscar en su categoría.
El primer largometraje de Richard Lester fue It’s Trad, Dad! (1962) donde utilizó tres cámaras, partió la pantalla en múltiples imágenes y utilizó creativamente la música. Los Beatles también conocían y admiraban esta película. Luego haría The Mouse on the Moon (1963)… producida precisamente por Walter Shenson, el mismo que iba a estar a cargo de A Hard Day’s Night. El círculo se cerraba. “Los Beatles me había visto en entrevistas, yo era musical y eso les gustaba… pero la razón final fue que acepté que el estilo, el formato que el filme necesitaba era el de crear un ambiente similar al de la forma en que realmente vivían ellos”, explicaba Lester.
Contando con un presupuesto de quinientos mil dólares, el rodaje de A Hard Day’s Night empezaría el 2 de marzo de 1964 en la estación de trenes de Paddington y se extendería durante seis semanas. “Antes de empezar sabíamos que era improbable que ellos pudieran (a) aprender, (b) recordar o (c) pronunciar con precisión un parlamento extenso. Así que la estructura del guión tenía que ser una serie de chistes breves”, reconocía Lester. Para escribir el guión se convocó a Alun Owen, un actor y dramaturgo de Liverpool. La idea de recrear un día en la vida de los Beatles provino de una respuesta de los propios músicos. Tras tocar en Estocolmo, Lester le preguntó a John Lennon como había sido la experiencia “Fue muy bello. Fue un automóvil, una habitación, un escenario y un sándwich de queso”, respondió. De ese tipo de afanes, carreras, chicas gritando, room service en los hoteles, sensación de encierro, ruedas de prensa absurdas y respuestas ingeniosas se nutriría la historia.
Al relato de las desventuras de los Beatles para cumplir con la grabación de un espectáculo para la televisión se añadió un subtema: el grupo debe cuidar al abuelo de Paul McCartney (interpretado por Wilfrid Brambell), un anciano anárquico y rebelde, proclive a escaparse e irse de juerga. Así pues, ellos persiguen al abuelo y dos managers (los actores Norman Rossington y John Junkin) persiguen al grupo para que logren cumplir con su compromiso ante las cámaras sin que se distraigan entre groupies, fiestas y sus ganas de pasar por encima de cualquier autoridad. Se rodó con múltiples cámaras, por completo en exteriores y con una espontaneidad hija de la nueva ola del cine francés y que a la vez evocaba al cinéma vérité: “sospecho que el estilo documental era el más lógico porque uno no quisiera clases de actuación para los cuatro muchachos mientras estábamos filmando. La decisión de rodar en blanco y negro fue económica”, comentaba el director.
La ya famosa secuencia final del pequeño concierto para la televisión fue grabada en el teatro Scala en la calle Charlotte, en Londres, ante 350 histéricos fanáticos, la mayoría chicas adolescentes. Uno de los jóvenes que asistieron a la presentación fue Phil Collins, con apenas 13 años. Es posible reconocerlo entre el exaltado público. Sin embargo la atención de Richard Lester durante esa secuencia se centra en una preciosa rubia de blusa blanca a la que el director se ha referido como “la conejita blanca”, a la que la cámara regresa una y otra vez para ver su reacción entre lágrimas y gritos. Ella simboliza a toda esa generación que encontró en los Beatles la respuesta definitiva a sus ansias de libertad. Ella va a representar al fenómeno de masas en que este cuarteto se estaba convirtiendo.
La canción que dio título a la película provino de una frase improvisada y mal pronunciada de Ringo Starr: “Fuimos a hacer un trabajo, habíamos trabajado todo el día y resultó que terminamos trabajando también toda la noche. Por algún motivo pensé que era de día, supongo, y dije: ‘Ha sido un duro día… (It’s been a hard day…)’ y miré a mi alrededor y vi que estaba oscuro y dije: ‘… ¡de noche!’ (…’s night!). Así llegamos a A Hard Day’s Night”, explicaba el baterista. John Lennon compuso la canción en la noche del 13 de abril y al otro día los Beatles la tocaron en su vestuario frente al productor Shenson; fue grabada en uno de los estudios de Abbey Road dos días más tarde. Ya la película tenía titulo. Por cierto, la cantidad de nombres que esta cinta tuvo en otros idiomas es sorprendente: en España se llamó ¡Qué noche la de aquel día!, en México fue bautizada como ¡Yeah, Yeah, Yeah, Paul, John, George y Ringo!, en Francia se conoció como Quatre garçons dans le vent (Cuatro muchachos en el viento), en Italia fue Tutti Per Uno (Todos para uno), en Brasil fue estrenada como Os reis do Iê-Iê-Iê (Los reyes del Yeah-Yeah-Yeah) y en Portugal se tituló Os 4 Cabeleiras do Após-Calipso.
Solo hubo cuatro meses para rodar, montar y estrenar el filme, cuya premier en Inglaterra tuvo lugar el 6 de julio en el London Pavilion en una gala de caridad con la presencia de la princesa Margarita y Lord Snowdon. Cerca a Piccadilly Circus el traficó se suspendió ante la avalancha de doce mil fanáticos que querían ver llegar al grupo al teatro. “Recuerdo a Picadilly completamente lleno. Pensábamos que simplemente nos apareceríamos en nuestra limosina, pero no pudo pasar por todo el gentío. No fue asustador, nosotros nunca parecimos preocuparnos por las multitudes. Siempre era un gentío amistoso, nunca parecía haber un rostro violento”, evocaba Paul McCartney.
A Hard Day´s Night fue un éxito absoluto. En seis semanas de exhibición ya había recaudado 5.8 millones de dólares. Además United Artists era el dueño de la banda sonora original, cuyo álbum homónimo fue lanzado cuatro días después del estreno del filme. Para ese vinilo ya había dos millones de órdenes previas al estreno del largometraje. Antes de que la cinta se presentara en Estados Unidos al mes siguiente, un ejecutivo de United Artists le sugirió a Richard Lester doblar las voces del grupo con acentos americanos, pero este se negó. Paul McCartney añadió que “si podemos entender a un puto vaquero hablando texano, ellos pueden entendernos hablando liverpuliano”. El 11 de agosto de 1964 la película se estrenó en Nueva York en cines como el Astor y el Trans-Lux East. El resto hace parte de una leyenda de la música del siglo XX.
Para conmemorar sus bodas de oro en 2014, A Hard Day´s Night fue restaurada digitalmente a partir del negativo de 35 mm. La imagen se escaneó en una resolución de 4K (resolución horizontal de 4000 pixeles), conservando el formato (1.75:1) con el que se presentó en los cines. El director Lester aprobó el resultado final. El sonido fue remezclado y remasterizado por Giles Martin, hijo del productor musical de los Beatles, Sir George Martin. La prestigiosa video editora norteamericana Criterion Collection lanzó la restauración de A Hard Day´s Night en DVD y Blu-ray para consumo casero a finales de junio, y en los teatros de los Estados Unidos la película se relanzó el 4 de julio de 2014 a través de Janus Films.
Lo que encontraron los espectadores cinco décadas después es un filme divertido, disoluto y libre. Dueño de una comicidad digna del slapstick de las películas de Mack Sennett y con unos diálogos que Groucho Marx se hubiera disputado, los protagonistas de A Hard Day´s Night solo pretenden divertirse. En el camino también logran que pasemos un excelente rato en compañía de su música vibrante, de la fuerza de su juventud intacta, de sus sueños aún por cumplirse. Eran –como dijeron en Francia- cuatro muchachos en el viento, flotando y riéndose. Ahí siguen, por lo menos en nuestro recuerdo agradecido.
Publicado en el suplemento “Generación” del periódico El Colombiano (Medellín, 17/08/14). Págs. 4-5
©El Colombiano, 2014
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