Traumas físicos y mentales: De padres a hijas, de Gabriele Muccino

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Es duro constatar el declive de la carrera del director romano Gabriele Muccino, un realizador que empezó auspiciosamente su carrera en Italia en 1998 y que tuvo en El último beso (L’ultimo bacio, 2001) un enorme éxito crítico y de taquilla. Tras otra película en Italia es llamado por Hollywood que vio en él dotes para el melodrama. De esa experiencia norteamericana han surgido dos películas bastante manipuladoras protagonizadas por Will Smith, En busca de la felicidad (The Pursuit of Happyness, 2006) y Siete almas (Seven Pounds, 2008), y además el drama Jugando por amor (Playing for Keeps, 2012). A ese trío de filmes se suma ahora De padres a hijas (Fathers and Daughters, 2015), estelarizada por Russell Crowe y Amanda Seyfried.

La mayoría de estas cintas de Muccino responden a un patrón común: el de la difícil relación entre un padre y su hijo –aún niño- y como los lazos de amor son los que le dan fuerza a ese adulto para redimirse y reconstruir su figura paterna. Como el titulo de De padres a hijas lo anticipa, en este caso es una niña, Katie, el centro del drama. La veremos en dos momentos de su vida: cuando tiene 8 años y pierde a su madre, y a los 33 años cuando ejerce como sicóloga y asistente social. La película va y viene entre ambas edades, buscando explicar, en los traumas de la infancia, su autodestructiva conducta como adulta.

Amanda-Seyfried y Aaron Paul en De padres a hijas (2015)

Amanda-Seyfried y Aaron Paul en De padres a hijas (2015)

En esa infancia es Jake, su padre, quien le provee amor y cuidados, hasta que todo se pone en contra de él. La enfermedad física y mental, sumada a un fracaso laboral lo convierten en una sombra para su hija. Lo que sigue ya lo hemos visto en las películas de Muccino: el sacrificio de un hombre en pos de intereses más altos y nobles, su búsqueda de redención aún a costa de sí mismo. Quizá el único giro novedoso del filme es tener la perspectiva de Katie en su adultez, padeciendo aún las heridas síquicas que su padre involuntariamente le causó. Por lo demás De padres a hijas es una película de “manual”, sin ningún sentimiento genuino.

Todo está diseñado para hacer conmover impúdicamente al público. Sus villanos caricaturizados, las explicitas convulsiones de Jake y las lágrimas de Katie constituyen un anzuelo difícil de resistir, pero doloroso de tragar. Lástima por Muccino. Sus finanzas personales van bien, su cine no.

Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (03/07/16), sección “debes hacer”, p. 8, con el título de “Traumas físicos y mentales”.
©Casa Editorial El Tiempo, 2016

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