Desde las colinas de Medellín: Leidi, de Simón Mesa

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Triunfar en el Festival de Cine de Cannes es un privilegio que pocos alcanzan. En el caso de los cortometrajes el tema es aún más complejo, pues no hay una trayectoria previa que respalde el nombre del autor del filme en competencia, como por lo general ocurre con los largometrajes. Los cortos tiene que defenderse solos ante el jurado, que este año fue presidido por Abbas Kiarostami.

Leidi (2014) del antioqueño Simón Mesa ganó la Palma de oro en esa categoría, para beneplácito de nuestro cine. Se trata de una historia muy sencilla situada en las colinas empobrecidas del norte de Medellín, y que juega con los mismos códigos de realismo social del cine de Víctor Gaviria, pero sin recurrir directamente a la violencia. “Si tú eres de Medellín, joven como yo, obviamente a Víctor Gaviria lo ves como un maestro, como una persona de admirar. Digamos que Leidi obviamente es un personaje de Medellín y Víctor ha sido siempre el que ha trabajado en este entorno y yo lo veo como un maestro, como también veo a muchos directores de muchas partes como maestros. Digamos que es intentar agregar historias a ese abanico posible no solo en Medellín, sino en Latinoamérica en general”, nos contaba Simón al finalizar la ceremonia de premiación en Cannes.

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Leidi (2014), de Simon mesa

La joven que da vida a Leidi es una adolescente madurada a la fuerza por una inesperada maternidad que la deja con una bebé en los brazos. No tiene Simón Mesa que hacer ningún subrayado para que nos demos cuenta de que Leidi no es la única en esa situación: jóvenes embarazadas y otras con criaturas pequeñas deambulan de manera natural por la pantalla. El embarazo adolescente como símbolo de atraso y desigualdad social, como predictor de pobreza, como perpetuador de la falta crónica de oportunidades.

Leidi sale con su hija a comprar unos plátanos, pero en realidad va en busca de su pareja ausente, del padre de esa bebé. La película narra su breve búsqueda que no es tampoco un gran misterio. Al encontrarlo comparten un momento de tranquilidad y ella le entrega a su hija para que Alexis –es el nombre del joven– le ayude así sea unos minutos a soportar su peso. No más de ese tiempo, pues este filme también reflexiona sobre la ausencia de la figura paterna y de cómo los hombres que conquistan y embarazan a esas mujeres no tienen noción alguna de la responsabilidad que les toca. Al final Leidi va de regreso a casa con su hija; la película no se atreve a conjeturar qué será de ambas, ni si será posible romper algún día ese círculo vicioso de embarazos adolescentes. Todo esto lo cuenta Simón Mesa con actores naturales, en las propias calles del Picacho, con gente que quizás esté recreando su propia historia. Por eso estas imágenes fluyen con tal facilidad y naturalismo.

Leidi (2014), de Simón Mesa

Leidi (2014), de Simón Mesa

“Yo siempre sentí una cosa muy bonita, mágica por Leidi. Sentí que era lo que quería hacer, una historia muy chiquita muy enfocada en el personaje. Cuando me enfrenté a la sala con los jurados y al verla, me di cuenta de que había otros ocho cortometrajes que eran increíbles y ahí me di cuenta de que hacía parte de algo más grande. O sea que no solo es uno el que sueña con la historia, hay unos cortos que son increíbles y que también fácilmente pueden llegar y ya es una decisión muy subjetiva de un jurado que le da la Palma de oro a uno. De hecho Kiarostami me dijo algo así como que cuando la vio… hay una escena en Leidi en la que ella se recuesta en su novio y ahí él sintió que esta película merecía la Palma de oro”, relataba Simón. Un único y necesario momento de ternura en medio de la incertidumbre irreflexiva.

Publicado en la sección web de la revista Kinetocopio No. 106 (Medellín, abril-junio, 2014)
www.kinetoscopio.com
©Centro Colombo Americano de Medellín, 2014

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