Tatuajes indelebles: Dheepan, de Jacques Audiard

Dheepan se llama un refugiado de Sri Lanka en Francia y su reto es doble: adaptarse a la sociedad que lo recibe y fingir que su nombre es ese y que las mujeres que lo acompañan son su esposa y su hija. Este es el punto de partida de Dheepan (2015), el séptimo largometraje del director francés Jacques Audiard y con el que obtuvo la Palma de oro en el Festival de Cine de Cannes, certamen donde ha sido siempre un consentido: ya había ganado el Gran Premio del Jurado con Un profeta (Un prophète, 2009), y previamente el premio al mejor guion por Un héroe muy discreto (Un héros très discret, 1996).

Dheepan, Yalini –su supuesta esposa- e Illayaal, que en los papeles es la hija de ambos, son una familia que se formó a la fuerza en un campo de refugiados, asumieron identidades de difuntos y llegaron a Francia a engrosar, en calidad de refugiados, la lista de inmigrantes asiáticos y africanos en Europa. Lo que para nosotros son noticias y cifras, Audiard va a convertirlo en una vivencia, en la dura lucha por ganarse un sustento sin conocer las costumbres y el idioma de la nación que los acogió.

Dheepan (2015)

En entrevista con Jonathan Romney publicada en el periódico The Guardian el 3 de abril de 2016, Audiard declaraba que: “Lo que me interesaba era esto: vemos los inmigrantes como personas sin rostro, sin nombres, sin identidad, sin inconsciente, sin sueños. ¿Y qué ocurre con toda la violencia por la que han pasado? Yo quería otorgarles un nombre, un rostro, una forma, y darles una violencia propia. En realidad es un filme ingenuo”.

Luego, ya regularizados, los tres integrantes de esta “familia” son trasladados a Le pré, un suburbio al noreste de París compuesto por un complejo de apartamentos suministrado por el estado, pero sometido al control de bandas criminales de narcotraficantes. Cada uno lucha por acoplarse lo mejor posible a su nuevo estilo de vida, tratando de sostener la frágil máscara que portan. Los dos adultos consiguen empleo, la niña ingresa a la escuela.

Dheepan (2015)

Para ninguno es fácil, dada las circunstancias que los rodean, pero tratan de acoplarse, y a veces intentan sentirse como la familia que no son, en una confusión de sentimientos que la convivencia diaria les induce a sentir. Estos son los momentos más logrados del filme, los de la intimidad, los del día a día de unos seres que van adaptándose a un rol social que implica hacerse ver como familia frente a los otros.

Pero Dheepan entra de repente en un terreno conocido: el de la larga sombra del pasado que no va a dejar que un hombre tenga paz. Lo que el protagonista era y hacía en Sri Lanka constituye un tatuaje indeleble en su ser, y el pasado regresa para ordenarle que no rompa con sus raíces. Pero así este hombre se niegue, el presente violento que le rodea va obligarlo a utilizar sus habilidades, que pensó ya enterradas, para salvar a los suyos, en un clímax de filme de acción que Audiard trata de sublimar para que no desentone con el resto de un relato que nos estaba hablando de una problemática muy vigente en Europa y absolutamente preocupante para todos los involucrados en ella.

Jacques Audiard recibiendo la Palma de oro, le acompañan dos de los protagonistas del filme.

Que el protagonista de Dheepan, Antonythasan Jesuthasan, sea un antiguo “Tigre” de la guerrilla Tamil de Sri Lanka y que viva en Francia desde hace veinte años solo le añade verosimilitud a un filme que fue condescendiente con el espectador, haciéndole resonar en su cabeza referentes genéricos del cine, pero que también fue justo con unos personajes que querían volver a empezar, así no pudieran borrarse nunca las marcas de su pasado.