El amor merecido: Notorious, de Alfred Hitchcock

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De las películas que hizo Alfred Hitchcock bajo contrato con David O. Selznick en los años cuarenta, probablemente la más lograda de todas fue Notorious (1946), conocida en España como Encadenados y en Latinoamérica como Tuyo es mi corazón. Se trató de un filme que reunió tres talentos –Hitchcock, el guionista Ben Hecht y la actriz Ingrid Bergman- que habían acabado de trabajar juntos para Selznick haciendo Spellbound (1945) y que ahora iban a unir fuerzas otra vez, inicialmente a las órdenes de ese mismo productor. La historia que dio pie a Notorious fue una novela de John Taintor Foote, The Song of the Dragon, que fue publicada por entregas en el Saturday Evening Post en 1921 y que trata sobre “un productor teatral norteamericano abordado por unos agentes federales; su intención es contratar a un actriz, de la que el productor había estado enamorado, para que seduzca a un caballero inglés” (1). El inglés es en realidad un espía alemán encubierto. La acción tiene lugar en Nueva York después de la Primera Guerra Mundial, pero en Notorious se trasladarán los hechos a Miami después de la Segunda Guerra Mundial, un conflicto bélico que aún no había concluido mientras el argumento se encontraba en preparación.

Notorious (1946)

Es llamativo que el largo proceso de escritura del guion entre un hombre tan experimentado como Hecht y un director con el talento de Hitchcock estuviera centrado ante todo con el perfeccionamiento del MacGuffin (la pista falsa que echa a rodar la trama) del filme y no con el drama en sí, que es de hermosa hondura afectiva. Una botella de champaña que en realidad contenga uranio y que repose en la cava de un espía nazi en Río de Janeiro suena ingenioso y plausible como MacGuffin, pero en 1945 y en plena Segunda Guerra Mundial el tema se antojaba tan inverosímil que era probable que en realidad involucrara un posible secreto de guerra, como pudieron constatarlo Hitchcock y Hecht cuando, buscando asesoría sobre la bomba atómica, visitaron al profesor Robert A. Millikan, experto en radiación y energía nuclear, en sus oficinas del Instituto de Tecnología de California. La sorpresa del científico, su reticencia a hablar del tema y el modo en que pretendió disuadirlos sobre utilizar referencia alguna a una bomba atómica o sus componentes fueron más que dicientes para sembrarles sospechas y hacerles sentir que andaban por el camino correcto, pero estos motivos no alcanzaron convencer a Selznick que consideraba el tema implausible.

Notorious (1946)

Cuando el productor intentó vender el guion a Hal B. Wallis de la Warner tampoco lo logró por el mismo motivo: el uranio en la botella. “Nunca unos productores tan cautos como ellos fueron tan estúpidos. Efectivamente el uranio fue uno de los componentes de las bombas que serían lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki solo unos meses después. La estupidez impidió a Selznick y a Wallis ver que la botella de vino llena de uranio era una mera nota a pie de página en una película que sería una de las grandes historias de amor de Hithcock” (2). Notorious tuvo la fortuna de que Selznick progresivamente perdiera interés en el proyecto –quizá por su larga gestación y por su involucramiento directo con la realización de Duelo al sol (Duel in the Sun, 1946)- y terminara vendiéndolo al productor William Dozier de la RKO por 800.000 dólares, que incluían al director, a la actriz y al guion. El contrato estipulaba, eso sí, que el 50% de las ganancias netas del filme serían para Selznick.

Notorious (1946)

En el libro de entrevistas con Truffaut, Hitchcock recuerda que unos años después coincidió en un transatlántico con Joseph Hazen, un socio de Hall B. Wallis, que se mostró arrepentido de no haber tomado la opción del filme. Explica Hitchcock: “Hazen me dice: «Creíamos que el uranio era la cosa más tonta que pudiera servir de base a una película.» Entonces yo le contesto: «Eso demuestra hasta qué punto estaba equivocado al creer que el “MacGuffin” es importante. La historia de Notorious era simplemente la del amor de un hombre por una chica que, durante una misión oficial, se ha acostado con otro hombre y se ha visto obligada a casarse con él. Esa era la historia. ¿Se da usted cuenta ahora del error que cometieron y que les hizo perder tanto dinero?” (3).

Notorious (1946)

Trabajando para la RKO, Hitchcock y Hecht se libraron de las constantes intromisiones de Selznick y acabaron de dar forma a una historia que utilizaba el marco narrativo de una historia de espías y contraespías para en realidad hablar del merecimiento del amor y sus cualidades redentoras. Vinculado Cary Grant como contraparte masculina, Hitchcock quería hacer aflorar en él la ambigüedad misteriosa que mostró en Suspicion (1941) y ocultar su trasparente lado carismático. Necesitaba un protagonista adolorido que fuese capaz de ocultar a todo momento lo que realmente está sintiendo. Y en él lo encontró. Así como encontró en Claude Rains un antagonista que despertase simpatía por su aparente fragilidad. Su rol es el de Alex Sebastian, un espía cuya mansión en Río de Janeiro es un nido de simpatizantes Nazis. En el papel de su madre se contrató a la veterana actriz Leopoldine Konstantin, en el que sería su único papel en Hollywood. El filme se rodó entre octubre de 1945 y febrero de 1946. Debutó en Nueva York el 15 de agosto de ese año y en todo el país el 6 de septiembre. En ese mismo mes hizo parte de la selección oficial del primer Festival de Cine de Cannes.

Una mujer contra la pared
En Notorious, Ingrid Bergman –en un papel exigente que supo llenar de matices y vigor- interpreta a Alicia Huberman, una mujer que lleva una vida libertina, de amoríos fugaces, fiestas y embriaguez, que se ve de repente frente a un amor que cree no merecer y por eso accede a una misión de contraespionaje que incluye separarla de ese amor; todo esto para poder demostrar su valía, su compromiso y sus reales intenciones de cambiar su estilo de vida y así ser por fin merecedora de ese sentimiento. El que deba casarse en Río de Janeiro con Alex Sebastian es, desde su óptica, lo que debe pagar para expiar sus culpas, e indirectamente las de su padre, un agente al servicio de los alemanes en territorio norteamericano. También accede a ese matrimonio esperando –cruzando los dedos, casi- que el hombre del que se ha enamorado se lo impida, algo que no va a ocurrir.

Notorious (1946)

La complejidad del personaje de Alicia vale la pena comentarlo en el contexto en el que la película se rodó y se estrenó. De acuerdo a un interesante ensayo de Angelica Jade Bastién, “en 1946, el año en que se estrenó Notorious, Hollywood se vio envuelto en el oscuro pantano del film noir. El noir ofreció predominantemente dos tipos de mujeres: la femme fatale, impulsada por su deseo de riqueza, autonomía y sexo, que está tan concentrada en sí misma que no presta atención a los hombres que está destruyendo en el camino; y el ángel bondadoso, posicionada para recordarnos las expectativas de la sociedad. Alicia no se acomoda en ninguno de esos linajes. No es proyección, ni fantasía perfectamente perfumada. Los hombres que buscan determinar su destino utilizan su cuerpo como arma, creyendo que es una femme fatale. Pero la película nunca pierde de vista el hecho de que las verdades de Alicia son más complicadas. Desde este ángulo, Notorious se convierte en una consideración de lo que sucede cuando la historia sexual de una mujer enmarca la totalidad de su identidad” (4). En su caso esos antecedentes personales la hacen susceptible a la propuesta que le hacen para convertirse en espía; su relajamiento moral y la culpa que arrastra de su padre, la convierten en una presa fácil y en una carnada perfecta. Lo que ella ni el agente del gobierno que le hace la propuesta -T.R. Devlin- saben es que ambos van a enamorarse y que eso va a trastocar todo.

Notorious (1946)

Devlin -el objeto del amor de Alicia- es un hombre que parece a toda hora estar utilizándola al servicio de los propósitos de la misión en tierra brasileña y que se niega a admitir lo que ella está verdaderamente representando para él. Bajo una coraza de escepticismo y soberbia yace en realidad un hombre temeroso de reconocerse débil ante el amor y que se siente asustado frente a lo que implique la manifestación de ese sentimiento en términos de afectar su imagen impenetrable. Sin mencionar lo que socialmente le represente enamorarse de una mujer que claramente no era una dama de intachable conducta. El estoicismo de Devlin (interpretado por Cary Grant), con el que consigue anteponer el deber sobre los afectos -haciendo sentir insegura e indigna a Alicia- en realidad esconde a un hombre que sufre en silencio frente a la posibilidad de sacrificar para siempre a la mujer que ama. “Devlin, personaje mefistofélico, está furioso con Alicia por ser una borracha y una puta, y consigo mismo por sentirse atraído por ella. Para castigarla y al mismo tiempo protegerse, se convierte en su proxeneta al hacer de ella una prostituta, todo en nombre del deber a la patria” (5).

Notorious (1946)

Lo que Alicia y Devlin necesitan es que ese amor sea tan grande que lo redima a él y la salve a ella. Notorious está construida en una espiral que va a conducirlos hacia allá. El desarrollo de la misión implica una serie de sacrificios para cada uno, progresivamente más dolorosos, pero necesarios para reafirmar lo que sienten por el otro. “Los actos importan más que las palabras” le dice Devlin a Alicia en la famosa secuencia en la que se besan durante largos minutos, para indicarle a ella –y a nosotros- que a partir ahí lo que veremos son actos de amor en forma de un viacrucis sentimental que incluso está a punto de costarle la vida a esa mujer. Devlin se lanza a rescatarla y es ese último acto de amor el que lo libera de tanto temor e inseguridad. Rota la maldición que lo ataba, por fin logra expresar lo que Alicia tanto ha querido escuchar. Y esas palabras la salvan. Como lo afirma Donald Spoto: “[Notorious] sale directamente de las páginas de un cuento de hadas (…), pero es también la fantasía definitiva de cada romántico: salvar a la amada de las garras de la muerte. Que sea tan asombrosamente convincente es un tributo al talento y los sentimientos del director, el escritor y sus intérpretes” (6).

El cameo de Hitchcock en Notorious (1946)

Ese cuento de hadas está adornado con algunas de las escenas más icónicas de la filmografía de Hitchcock, como el mencionado beso que burló a la censura al ponerlo interrumpido dentro de un diálogo que Devlin y Alicia sostienen en el apartamento de ella, o la famosa toma en picado que se abre en un plano general desde el segundo piso de la mansión del espía alemán y sin corte alguno termina en un primerísimo plano de la mano izquierda de Alicia que oculta la llave de la cava donde ella descubrirá, junto a Devlin, la celebérrima botella con Uranio. El infaltable cameo de Hitchcock, en esta ocasión bebiendo en la fiesta de la casa del espía subraya el papel de la bebida y sus consecuencias, como leitmotiv último del filme. Beber para olvidar los dolores, beber para celebrar, beber para cerrar un trato. Una botella de licor contiene uranio, un café puede contener arsénico. En el universo de este filme alguien toma algo como analgésico, pero también como veneno.

Notorious fue un triunfo por la amalgama de talentos involucrados, puestos acá al servicio de un relato que sorprende por su economía de recursos narrativos, por su eficaz puesta en escena y por su drama romántico de profundos ecos morales. Lo que Devlin y Alicia vivieron acá fue un purgatorio catártico del que ambos salieron redimidos. Y enamorados.

Referencias:
1. Patrick McGilligan, Alfred Hitchcock, una vida de luces y sombras, Madrid, T&B editores, 2005, p. 342
2. Ibid, p. 346
3. François Truffaut, Hitchcock/Truffaut: edición definitiva, Madrid, Ediciones Akal, 1991, p. 140
4. Angelica Jade Bastién, Notorious: The Same Hunger, Criterion Collection webpage,
Online on: https://www.criterion.com/current/posts/6147-notorious-the-same-hunger
5. Marc Eliot, Cary Grant. La biografía, Barcelona, Lumen, 2007. p. 293
6. Donald Spoto, The art of Alfred Hitchcock, Anchor Books, 2a edición, Nueva York, 1992, p. 155

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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