Saber esperar: El asesino, de David Fincher

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El asesino a sueldo, el hit man de innumerables películas responde a cierto prototipo de personaje prácticamente inalterable: taciturno, solitario, profesional, casi invisible, inescrupuloso y de sangre fría. Piensen en el Jef Costello (Alain Delon), de gabán y sombrero Fedora en El silencio de un hombre (Le Samouraï, 1967) y entenderán a que me refiero. Ese hombre del que nada sabemos es impenetrable. Este tipo de personaje es el protagonista de El asesino (The Killer, 2023), de David Fincher, filme basado en un seriado gráfico francés del mismo nombre, escrito por Alexis “Matz” Nolent e ilustrado por Luc Jacamon y que fue publicado originalmente entre 1998 y 2014 en trece volúmenes.

El asesino (The Killer, 2023)

El ángulo diferente que proponen Fincher y su guionista Andrew Kevin Walker –de nuevo trabajando juntos después de Seven (1995)- es que este asesino –mientras lo vemos “trabajar”- nos cuenta su filosofía de vida y sus métodos de trabajo en largos monólogos que parecen una confesión (por ejemplo si hubiera sido atrapado por la ley), pero que Fincher mismo define como “pensamiento interceptado” (1), un recurso artificial, un “flujo de consciencia” literario que el innominado protagonista repite como un nihilista y pragmático mantra a lo largo de todo el filme, con la interna convicción de un samurái renegado. En la secuencia inicial hay un notable contrapunteo (virtud del montaje) entre la música de The Smiths (suena How Soon Is Now?) que él usa para enfocarse, sus palabras y el silencio cuando la cámara se enfoca en la futura víctima: música y monologo interior-silencio-música y monologo interior… y así. Ese penetrar a la mente de un criminal y a sus motivos –libres de cualquier ideología- se antoja fascinante, y Fincher quizá lo sobredosifica, pero el personaje es coherente con sus propósitos existenciales y tal cual lo demuestra: El asesino no es una película exactamente reflexiva, es un thriller bastante gráfico y violento.

El asesino (The Killer, 2023)

Pero por favor no esperen atentados indiscriminados, magnicidios o estallidos de bombas mientras la policía lo persigue a altas velocidades por una ciudad repleta de personas. Esta es una película de autor. Y Fincher quiere que sepamos que uno de los aspectos que tiene el estoico trabajo de ser un hit man se relaciona con la paciencia, con el saber esperar. Y sobre eso el personaje (interpretado por Michael Fassbender) también nos ilustra. “Sorprende lo físicamente agotador que puede ser no hacer nada. Si no puedes soportar el aburrimiento, este trabajo no es para ti”, nos dice al inicio de la película. Las largas horas muertas, la deprivación del sueño, la vigilancia a los movimientos de la futura víctima, el acecho constante a un objetivo que puede aparecer en la mira en cualquier momento, los viajes intercontinentales, la espera, la eterna espera del momento adecuado para infiltrarse, atacar, defenderse o escapar. Eso también está aquí, subrayado en la primera secuencia, e implícito en todo movimiento y accionar de este sujeto.

El asesino (The Killer, 2023)

Dado que todo parece tenerlo bajo control, el drama de El asesino surge de cómo va a manejar –con su filosofía del existir- la irrupción del caos. Una cosa es ir en una misión contratada, con un blanco concreto a eliminar previa planeación, y otra cosa es enfrentarse a lo desconocido, a una aparente traición, a una revancha donde inicialmente el objetivo es él, y posteriormente lo serán aquellos que intentaron sacarlo del medio. ¿Sirve su control interior? ¿Sirven sus mantras? ¿Aplica en esas circunstancias aleatorias toda su parafernalia verbal? La película es esa confrontación entre teoría y práctica, entre lo que se dice y lo que se aplica en condiciones no exactamente ideales. El asesino nos habla del manejo del caos por parte de un especialista en crearlo. En ese momento la película se torna más física que retórica –The Smiths siguen invariables en la banda sonora, por fortuna- y David Fincher hace gala de su solvencia como narrador. Siempre ha sido efectivo: sus métodos no le han fallado a la hora de aplicarlos. Créanme por favor, aquí tampoco.

Citas y referencias:
1. Jonathan Romney, “It was about making a ghost”, Sight & Sound, Londres, British Film Institute, Vol. 22, No. 10, diciembre de 2023, pág. 40

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A. – Instagram: @tiempodecine

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