El hastío de la venganza: El cliente, de Asghar Farhadi

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El séptimo largometraje del realizador iraní Asghar Farhadi, El cliente (Forushande, 2016), obtuvo el premio al mejor guion y al de mejor actor (para Shahab Hosseini) en el Festival de Cannes, dos galardones que se suman a la apreciable lista de honores que Farhadi ha ido recogiendo en una trayectoria que se inició en 2003 y cuya calidad reafirma en cada nuevo filme.

Ya previamente he escrito sobre su cine (he aquí los textos sobre Una separación y El pasado), en el que tiene la ventaja de ser guionista de cada uno de sus proyectos. Sorprende que aplicando una fórmula que parece repetirse, nos lleve por caminos narrativos siempre diferentes y estimulantes. Farhadi parte de planteamientos aparentemente banales que de repente sufren un giro dramático totalmente insospechado, dejando a sus personajes a merced de fuerzas que muchas veces los superan y en cuya resolución interfieren la cultura iraní y la religión musulmana.

El cliente (Forushande, 2016)

El director nos muestra en sus cintas una sociedad moderna, aparentemente parecida a la occidental, pero regida por un código de conducta, social y religioso, que tienen un peso mayor de lo que podríamos suponer, y frente al que los personajes de sus películas no tienen como luchar. El modo en que deben solucionar lo que les ha ocurrido no puede pisotear sus creencias.

El cliente –conocida en España como El viajante, un título más afortunado- nos presenta a un matrimonio, Emad (Shahab Hosseini) y Rana, que hacen parte de una compañía teatral semiprofesional, que actualmente está montando Muerte de un viajante, de Arthur Miller. Emad además es profesor de literatura en un colegio. La pareja se ve obligada a conseguir un apartamento para arrendar y aceptan mudarse al que les ofrece uno de los compañeros del grupo teatral. La inquilina que vivía previamente aún tiene algunos enseres y ropa que sacar, pero ha prometido hacerlo rápidamente. Nada especial, ¿verdad? Sin embargo en manos de Asghar Farhadi nunca es posible predecir lo que va a ocurrir.

El cliente (Forushande, 2016)

No voy a relatar el giro argumental que pone todo patas arriba, pero a partir de ahí realmente empieza otra película. Una que se va tornando más oscura y enfermiza a medida que esta pareja entra en crisis y va aflorando el temor en uno de ellos y el deseo de venganza en el otro, que va atando cabos (a veces algo forzados) y sacando unas conclusiones sobre lo ocurrido que lo llevan a elaborar un plan para descubrir al culpable de lo que les ha sucedido. Mientras todo esto pasa, las presentaciones de Muerte de un viajante ocurren simultáneamente, sin que el desarrollo de la obra pueda estar exento de la crisis personal que viven sus protagonistas fuera de los escenarios.

El cliente (Forushande, 2016)

El tramo final de El cliente es asfixiante. La víctima se convierte en victimario y quiere vengarse, quiere humillar y destruir. Embriagado por su sangre caliente no se da cuenta del bochorno que provoca, no siente el hastío que deja la venganza. Eso le sentirá después, cuando todo haya pasado, y se dé cuenta que nada volverá a ser como antes fuera.

Extrañé aquí la sutileza de filmes previos de Farhadi. El cliente se acercó demasiado a la obsesión, a la psicopatía, a la satisfacción hueca de los impulsos primarios de revancha. La película nos muestra algunos límites de nuestra naturaleza que no quisiéramos conocer, pero que ahí están, menos ocultos de lo que pensamos.

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