El difícil viaje interior: Paraiso travel, de Simón Brand
La trayectoria audiovisual de Simón Brand permitía confiar en que Paraíso travel (2008) no tendría titubeos técnicos ni narrativos que lamentar, y así es. El interrogante tenía que ver con la dramaturgia, con la dirección de actores y con la historia que tenía para contarnos, pues el director sabe muy bien que sin un buen argumento entre las manos vale muy poco el buen manejo de cámara, la edición precisa, la fotografía limpia; elementos todos que también esta película posee.
Por fortuna, Brand se hizo a un grupo de actores y a un guion que sostienen por completo el filme y lo convierten en una experiencia más que entretenida. Es notable cómo -aunque la historia esté contada desde el punto de vista de un hombre- el peso dramático lo tengan un grupo de mujeres, todas en relación con Marlon Cruz, el titubeante protagonista. Ellas se encargarán de tentarlo, ilusionarlo, confundirlo, ayudarlo, abandonarlo.
Reina (una magnífica Angélica Blandón), Milagros (Ana de la Reguera), Patricia (Alina Lozano) y la caleña (Vicky Rueda) lo hacen girar a su voluntad. Cada una a su manera aporta para que el viaje interior que Marlon emprende en esta película sea más intenso, más complejo, más enriquecedor. Él deja de ser un muchacho confundido y asume lentamente la tarea de convertirse en un hombre, luego de padecer uno de los trances más duros que se pueda imaginar, como es el de la inmigración ilegal.
El trayecto de muchos kilómetros y penurias que Marlon y Reina realizan entre Medellín y los Estados Unidos, soportando vejaciones, violencia y dolor, se refleja casi en espejo en el periplo que Marlon -perdido en la metrópoli neoyorquina- acomete en busca de sí mismo. De ahí que la búsqueda incesante y el anhelo que él tiene de reencontrar a Reina se antoje por momentos una disculpa argumental, una pista falsa que no hace sino distraerlo y distraernos. Lo que presenciamos en últimas es el largo sendero que un hombre recorre para encontrar su lugar en el mundo y -si cabe- esa paz que parece haberlo abandonado hace tiempo.
Además de las mujeres mencionadas, otros también le ayudarán, solidarios en medio de un mundo que parece compuesto de seres solitarios. En esos personajes secundarios (con todo y el tartamudeo intermitente de John Leguízamo) también la película tiene una de sus fortalezas, como lo es así mismo la mezcla bien dosificada de humor y drama, que convierte a Paraíso travel en un excelente augurio de lo que le espera al cine nacional este año.
Publicado en el periódico El Tiempo (Bogotá, 24(01/08), p.
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