Con sabor a veneno: El precio de la verdad, de Todd Haynes

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El artículo que apareció en enero de 2016 en The New York Times Magazine y que dio origen al guion de El precio de la verdad (Dark Waters, 2019) se titula en español El abogado que se convirtió en la peor pesadilla de DuPont y fue escrito por Nathaniel Rich. En el texto se afirma que “si eres un ser consciente que lee este artículo en 2016, ya tienes PFOA en la sangre. Está en la sangre de tus padres, la sangre de tus hijos, la sangre de tu amante. ¿Cómo llegó allí? A través del aire, a través de tu dieta, a través del uso de utensilios de cocina antiadherentes, a través de tu cordón umbilical. O pudiste haber bebido agua contaminada”. El articulo hace alarmante referencia al PFOA (Ácido Perfluorooctanoico), un agente químico desarrollado por 3M y comercializado ampliamente por DuPont entre 1951 y 2013 como parte del teflón y otros productos, a sabiendas de su toxicidad para el medio ambiente y para los seres vivos.

El artículo es ante todo un reconocimiento a la lucha de un abogado, Rob Bilott, que fue quien se atrevió a enfrentarse a DuPont y a revelar lo que la empresa se negó siempre a reconocer. Lo más sorprendente es que Bilott pertenecía al bufete de abogados de Taft Stettinius & Hollister en Cincinnati, Ohio, y sus clientes corporativos eran las empresas químicas. Él se encargaba de defenderlas, no te acusarlas. La película de Todd Haynes –que sigue el texto de The New York Times Magazine con absoluta fidelidad- es también un homenaje al valor civil de este abogado, interpretado en la pantalla por Mark Ruffalo, quien fue así mismo uno de los productores del filme.

El precio de la verdad (Dark Waters, 2019)

El gran valor de El precio de la verdad es el de la denuncia, pues entre el caudal de noticias que nos inundan, es difícil a veces recordar o estar al tanto de información tan sensible como la que acá se nos revela, pues no se trata de una obra de ficción, sino de un asunto de salud pública de graves implicaciones, sobre todo porque no hay por completo certeza de que el material con el que se reemplazó al PFOA en el teflón sea tan inocuo como se pregona.

La crónica de Nathaniel Rich y el guion de la película siguen cronológicamente la investigación de Rob Bilott, a la que llegó casualmente por un granjero de West Virginia que conocía a su abuela, y que lo buscó en 1998 en sus oficinas de Cincinnati para ponerlo al tanto del envenenamiento de sus reses. A partir de ahí se involucró en un caso aparentemente sencillo, pero que terminó convirtiéndose en el propósito de su labor profesional, abandonando los estrados corporativos para apoyar a los querellantes individuales e interponiendo demandas colectivas frente a DuPont. La película se centra en detalles muy técnicos, tanto químicos como legales, para demostrar primero el grave peligro al que DuPont expuso a sus empleados, a sus vecinos y a sus usuarios, y segundo la cantidad de argucias legales a las que un Goliat como esta empresa puede recurrir para salirse con la suya.

El precio de la verdad (Dark Waters, 2019)

La narración va entre 1998 y 2015 (con un prólogo en los años cincuenta) y aunque sería sencillo hacer una elipsis y avanzar en el tiempo, la película opta por hacer énfasis en todos los años que se requirieron para poder convencer a las autoridades gubernamentales de la responsabilidad de DuPont y la carga emocional que eso implicó para todos. Leamos la crónica de Rich: “No fue una espera pacífica. La presión sobre Bilott en Taft había aumentado desde que inició la demanda colectiva en 2001. Los honorarios legales le habían otorgado un aplazamiento, pero a medida que pasaron los años sin una resolución, Bilott continuó gastando el dinero de la empresa, no pudo atraer nuevos clientes, y se encontró en una posición incómoda”. Ahí El precio de la verdad se hermana con Zodiac (2007) –casualmente Mark Ruffalo protagoniza ambos filmes- en su descripción minuciosa de la zozobra que implica esperar a que la justicia o la verdad se revelen.

El precio de la verdad (Dark Waters, 2019)

Con El precio de la verdad, Todd Haynes ha hecho cine de denuncia y divulgación a partir de hechos reales, pero más aterradores que los que la imaginación de un guionista de ficción podría concebir. Acá los afectados, en realidad, somos todos.

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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