El último destello de la estrella

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El 5 de agosto de 1962 murió Marilyn Monroe. Recordémosla con Something’s Got to Give, la película inconclusa con la que dijo adiós a su carrera y a su vida.

“Yo nunca quise ser Marilyn. Solo ocurrió”
-M.M., 1962

Tenía que hacer algo arrojado, algo valiente, algo que le demostrara a los ejecutivos de la Fox su valor, un acto que les recordara lo importante que debía ser para ellos, para esos productores tan interesados en las deudas del estudio, en Elizabeth Taylor y el desastre económico que significaba el rodaje de Cleopatra. Esos mismos hombres que la tenían casi olvidada, que no le pagaban lo justo, que le recriminaban el retraso del rodaje y que no querían hacerle publicidad a un proyecto como Something’s Got to Give, que tendría que competir con desventaja frente a otras películas que se preparaban ese año como Matar a un ruiseñor, Viaje de un largo día hacia la noche y Días de vino y rosas. ¿Y si apareciera desnuda en esa escena nocturna en la piscina? ¿No sería ese el golpe publicitario perfecto para esa película y para revitalizar su imagen? Pensaba que sí, solo tenía que hacerlo.

El rodaje de Something’s Got to Give se había iniciado el lunes 23 de abril de 1962. Era una película que ella le debía a la 20th Century-Fox de la renegociación de su contrato seis años antes. Estuvo de acuerdo en que se vinculara al director George Cukor, con quien ya había trabajado en Let’s Make Love (1960), y también vio con buenos ojos que el muy veterano guionista y director Nunnally Johnson escribiera el guión, una actualización de una exitosa comedia romántica de Garson Kanin, My Favorite Wife (1940), protagonizada por Cary Grant e Irene Dunne. Pero Johnson terminaría por darse por vencido ante la situación de la Fox y la poca fe que se tenía en este proyecto.

Marilyn con Dean Martin el coprotagonista de Something´s Got to Give (1962)

Marilyn con Dean Martin el coprotagonista de Something´s Got to Give (1962)

Marilyn Monroe, venía dando tumbos sucesivos. Clark Gable, el coprotagonista de su película previa, The Misfits (1961), había fallecido pocos días después de terminar el rodaje; ese filme había encontrado la incomprensión de la crítica especializada y la indiferencia del público; su matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller –su tercer esposo- llegaba a un triste final; estuvo hospitalizada unos días en una clínica psiquiátrica en Nueva York, se enredó sentimentalmente con Sinatra, fue sometida a una colecistectomía y su relación con el psicoanalista Ralph Greenson se estaba volviendo una dependencia malsana: él le proveía las anfetaminas y los barbitúricos necesarios para hacerla olvidar temporalmente sus desdichas y ella le daba unas libertades insospechadas sobre el curso de su vida.

Marilyn tenía solo 35 años, era hora de volver y demostrar porqué era la actriz más deseada del planeta. Los 8 a 10 kilos que había perdido le sentaban bien. Pero pese a sus propósitos, sus inseguridades y su fragilidad emocional y física eran un lastre muy pesado. El primer día de rodaje no asistió al estudio, había amanecido con una sinusitis aguda que la tuvo alejada del plató hasta el 30 de abril. Ese día trabajó en la película, pero volvió a recaer y estuvo incapacitada hasta el 4 de mayo. Regresó tres días después, pero la devolvieron a casa por estar en malas condiciones de salud, mientras tanto se rodaban las escenas donde ella no aparecía.

El director George Cukor y Marilyn durante el rodaje de Something’s Got to Give (1962)

Trabajaría del 14 a la mañana del 17. Nunca fue fácil rodar una película con Marilyn, como evocaba su biógrafo Donald Spoto: “la realización de Something’s Got to Give fue comparable a la producción de cualquier otra película de la Monroe. Aterrorizada ante la idea de aparecer ante la cámara, como recordaron [el productor] Weinstein y todos los miembros de la compañía, Marilyn llegaba tarde, fingía estar enferma y ensayaba excesivamente; temerosa de no dormir lo suficiente, a menudo tomaba demasiadas pastillas –nadie se molestaba en controlar sus dosis- y por eso pasaba varias horas de la mañana atontada y confundida”. A eso a de sumarse la presencia permanente en el plató de su entrenadora y consejera personal, Paula Strasberg, que prácticamente tenía que aprobar todo lo que la actriz hiciera. Marilyn no pronunciaba una línea de diálogo sin su beneplácito.

Ese 17 de mayo de 1962 viajó a Nueva York, donde el sábado 19 haría parte de la fiesta de cumpleaños del presidente Kennedy en el Madison Square Garden. El happy birthday que ella le cantó no hizo más que corroborar los rumores de una relación, así haya sido breve, entre la diva y el mandatario. Ese fin de semana recibe por parte de la Fox una notificación de incumplimiento de su contrato laboral que la hace enfurecer y abochornar. Regresa a trabajar y es el miércoles 23 de mayo el día que rueda la escena en que su personaje, Ellen, nada en la piscina de la casa de su esposo, Nicholas (interpretado por Dean Martin), que la ha dado por muerta y se ha vuelto a casar.

Marilyn Monroe en Something's Got to Give (1962)

Marilyn Monroe en Something’s Got to Give (1962)

La secuencia se conserva. Hace parte de los hermosos 37 minutos preservados y montados de Something’s Got to Give, incluidos en la parte final del documental Marilyn Monroe: The Final Days (2001), dirigido por Patty Ivins. Se trata de un jugueteo, de darle a su esposo motivos para volver a ella y renunciar a su nueva esposa. Marilyn nada despreocupada y feliz en el centro de la piscina, chapotea alegre, saluda con un brazo a Nicholas, se mueve sin un rumbo fijo, se asoma al borde y sube su pierna derecha. Tenía puesto inicialmente un biquini color piel, pues la idea era que se viera desnuda. Y luego va a estarlo realmente. Cuando se sienta en el borde de la piscina y gira un poco hacia la derecha está ya desnuda. Luego la vemos de pie poniéndose una bata de baño azul, y de nuevo su cuerpo aparece en su desnudo esplendor. Las fotos fijas del filme se encargarían de inmortalizar su figura y de esparcir la noticia al mundo: iba a ser la primera vez que una actriz de su renombre aparecería desnuda en la pantalla.

Marilyn Monroe en Something's Got to Give (1962)

Marilyn Monroe en Something’s Got to Give (1962)

Entre ese día y el viernes 1 de junio, que fue su cumpleaños, se presentaría en cuatro ocasiones más a trabajar. El director George Cukor le comentaba a la columnista Hedda Hopper su decepción: “Llevábamos siete semanas de rodaje y solo teníamos las tomas correspondientes a cinco días. Y lo lamentable es que esos cinco días no valían nada”. Al término de la jornada le hicieron una celebración que sin saberlo era también una fiesta de despedida. Ese iba a ser el último día de su vida en que estaría en el rodaje de un filme. Una semana después fue despedida y demandada por la Fox, que aspiraba a recuperar los costos de la producción. El productor Weinstein afirmaba que “el estudio ya no la quiere. Cada vez que ella dice que está enferma y tenemos que cancelar la filmación, 104 personas pierden un día de trabajo. La ausencia de Marilyn le ha costado al estudio más de medio millón de dólares”. La actriz Lee Remick fue llamada para reemplazarla, pero Dean Martin se negó. La película fue cancelada por completo.

Era el final, era el último destello de una estrella moribunda. De una mujer extraordinariamente bella que lo había dado todo y que pese a haber sido admirada, codiciada e idolatrada ya no tenía nada, ni siquiera una película nueva a que aferrarse. Los caminos se cerraban, quizá solo quedaba uno. No es casual que en su libro de memorias My Story, escrito cuando apenas empezaba su carrera, leamos esto: “Sí, había algo especial en mí y sabía de qué se trataba. Yo era el tipo de chica a la que encuentran muerta en su dormitorio con un frasco de somníferos en la mano”.

Publicado en el suplemento “Generación”, del periódico El Colombiano (Medellín, 05/08/12). Págs. 8-9
©El Colombiano, 2012

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

Marilyn Monroe en Something's Got to Give (1962)

Marilyn Monroe en Something’s Got to Give (1962)

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