El cuidador herido: El último paciente, de Michel Franco

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El médico valora a un paciente y ordena un tratamiento. Es el personal de enfermería el que ejecuta esas órdenes y hace algo más que es fundamental: cuida del paciente. Esto es más evidente en un ambiente hospitalario, pero cuando el paciente es ambulatorio y tiene una enfermedad crónica o terminal, la labor de la enfermería se hace todavía más crucial, pues muchas veces las familias no están preparadas para asumir por su propia cuenta el cuidado de un ser querido que de repente no puede valerse por sí mismo.

El último paciente (Chronic, 2015), del mexicano Michel Franco, muestra explícitamente la labor de un enfermero –interpretado por Tim Roth- que se dedica a los cuidados paliativos. Si el cuerpo desnudo sigue siendo un tabú para ciertas formas de representación cinematográfica, el cuerpo enfermo o que sufre lo es mucho más. Franco rompe con esa convención tácita para sorprendernos -y abochornarnos- con la corporalidad imperfecta de unos pacientes que padecen enfermedades que los tienen en un estado de indefensión física, con todo lo que eso implica. Esto nos confronta como espectadores, pues la enfermedad, la agonía y la muerte son estados que nos negamos a asumir y que tampoco quisiéramos tener que ver en cuerpos ajenos.

El último paciente (Chronic), 2015.

El último paciente (Chronic), 2015.

Franco nos presenta lo que ocurre tras puertas cerradas donde un enfermero profesional baña, seca, limpia, viste, alimenta, ejercita y asiste a un ser que empieza, inicialmente a regañadientes, a depender de él, hasta que acepta que requiere de esos cuidados, frente a los que la familia se siente entre desplazada y aliviada de que se le dispense de tener que hacer tales actividades.

Tim Roth da vida a David, un enfermero que dedica su vida a este tipo de pacientes, casi al punto de fusionar su existencia con la de ellos, cruzando una línea que podría considerarse enfermiza –a veces se siente uno en los terrenos de Retratos de una obsesión (One Hour Photo, 2002)– pero que es ante todo un artificio para generar drama en un filme formalmente estricto y que no hace concesión comercial alguna. Pese a rodar El último paciente en Estados Unidos y en inglés, Franco conserva el hiperrealismo y la crudeza de su obra mexicana. El rigor de este filme, y su digna representación de la fragilidad humana, le dio el premio al mejor guion en Cannes en 2015.

Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (19/06/16), sección “debes hacer”, p. 5, con el título de “El cuidador herido”.
©Casa Editorial El Tiempo, 2016

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