El verdugo implacable

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Los Globos de oro premian al cine y a la televisión, y en muchas ocasiones actores y actrices que estamos acostumbrados a relacionar con el cine, son premiados por sus roles en proyectos televisivos, lo que da cuenta del papel cada vez más preponderante y activo de este medio.

Un ejemplo concreto es el premio que recibió en 2014 la actriz inglesa Jacqueline Bisset como mejor actriz de reparto en una serie o miniserie de televisión, categoría en la que derrotó a la colombiana Sofía Vergara. Los actores Channing Tatum y Mila Kunis anunciaron su nombre como ganadora por su papel en Dancing on the Edge y sin duda la primera sorprendida fue ella. En su largo recorrido hacia el escenario la recordé actuando para Peter Yates en Bullit y para Truffaut en La noche americana. Es la misma mujer de Bajo el volcán y la última actriz que George Cukor tuvo en sus manos; a sus órdenes hizo Ricas y famosas. Todos nos enamoramos de ella.

Jacqueline Bisset

Sin embargo la habíamos perdido de vista todos estos años, décadas en las que se dedicó mayoritariamente a la televisión, cuando ya su proverbial belleza física empezó a declinar y los productores y directores empezaron a darle la espalda. Por eso este Globo de oro se antojaba un acto de justicia, no solo con ella, sino con todas las actrices echadas de lado por el tiempo, el verdugo implacable de Hollywood, que les pone fecha de caducidad así su talento esté intacto.

Su improvisado discurso fue destemplado y hasta incoherente, pero fue una forma de reafirmarse como una actriz aún activa y vital, que exhibe sin temor alguno las arrugas que en su piel han dejado todos estos años de vida (nació en 1944). Pocas allá tienen esa valentía, esclavizadas como están a todo tipo de terapias y cirugías para conservar inútilmente una juventud que día a día se escapa. Ese coraje bien vale todos los aplausos.

Truffaut y Jacqueline Bisset en La noche americana (1973)

Las presentadoras de esa ceremonia de los Globos de oro,  Tina Fey y Amy Poehler, bromearon con la pérdida de peso de casi 23 kilos a la que Matthew McConaughey se sometió para su papel en Dallas Bullers Club. Eso es “lo que las actrices llaman estar en una película”, comentaban ambas mujeres, con no poca ironía. Pareciera que las únicas mujeres a las que les tienen roles hechos a la medida de su edad son Judi Dench y Meryl Streep, las demás saben que la industria requiere carne fresca permanente y que están condenadas a languidecer en el olvido, víctimas de nuestra ingratitud y desmemoria.

Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (Bogotá, 16/01/14). Pág. 14
©Casa Editorial El Tiempo, 2014

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

Jacqueline Bisset bella por siempre...

Jacqueline Bisset bella por siempre…

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