Frankie Goes to Hollywood: Sinatra y el cine
Paralela a la trayectoria musical de Frank Sinatra, no podemos dejar de lado su labor como actor, a la que se entregó durante más de cuatro décadas. Démosle un vistazo.
“Buenos días. Mi nombre es Frank Sinatra”, fueron las primeras palabras que pronunció en una película este extraordinario artista. El largometraje se llamaba Higher and Higher (1943) y fue el primero de un contrato de siete años que la RKO firmó con el cantante natural de Hoboken, New Jersey. Al escucharlo decir esas palabras en el filme, la actriz Marcy McGuire se desmaya y él alcanza a atraparla antes que llegue al suelo. No era extraña esa reacción: de acuerdo a la reseña de Higher and Higher que Dilys Powell escribió para The Listener en Inglaterra, “Frank Sinatra es la nueva locura en América: un fraseador que recibe 3000 cartas de aficionados a la semana. Hay 1000 clubes de fans de Sinatra en Estados Unidos y las mujeres se desmayan cuando escuchan su voz”. Pasaba en la vida real, pasaba también en el cine.
Lobby card de Higher and Higher (1943), de Tim Whelan
“Frankie Goes to Hollywood”, anunciaba el titular de Variety de agosto de 1943 al informar de la llegada de Sinatra a Los Ángeles para dar inicio a su carrera en el cine. Era un paso lógico para un cantante que hacia delirar a miles de adolescentes con su voz y que ahora, además de abarrotar conciertos, iban a poder verlo en la pantalla. El negocio era redondo: Sinatra se echó al bolsillo 25.000 dólares por ese largometraje y la RKO se hizo a un imán para las taquillas. Ya previamente había hecho unos cameos interpretándose a sí mismo en Las Vegas Nights (1941), Ship Ahoy (1942), and Reveille With Beverly (1943), pero Higher and Higher era su primer rol auténtico, como un chico rico llamado Frank y que además sabe cantar. Esa fue la premisa obvia para esta y para muchas de las cintas en las que participó: que su personaje cantara y tuviera alguna disculpa para hacerlo. Aquí, por ejemplo, interpreta cinco de las ocho canciones del filme y una de ellas –I Couldn’t Sleep a Wink Last Night– fue nominada al premio Óscar.
Frank Sinatra no era un galán cinematográfico: se veía demasiado delgado, tenía rostro alargado, boca grande y orejas largas y prominentes. Parecía mejor adaptado para la comedia que para el romance, y para ser personaje secundario antes que protagónico. Sin embargo su voz hacía que todo pasara a un segundo plano. Su segunda película fue el musical Step Lively (1944), un remake de Room Service (1938) de los hermanos Marx, que es recordado por ser la primera vez que Sinatra besa a su pareja en la pantalla, para absoluto frenesí de su fanaticada. Sinatra desde muy temprano en su carrera fílmica demostró que no era un actor dócil. No le gustaban los ensayos y tampoco las retomas. Intentaba siempre que fuera la primera toma que se hiciera de él la que se usara, en aras de una supuesta autenticidad, pero muy seguramente era para escapar de las tediosas repeticiones. A medida que tuvo más poder como artista se hizo también más exigente y caprichoso. Fueron pocos los directores y actores con los que no tuvo dificultades y encontronazos durante los rodajes.
Junto a Gene Kelly en Anchors Aweigh (1945) de George Sidney
Con la RKO haría también un cortometraje, The House I Live In (1945), dirigido y coproducido por Mervyn LeRoy, como parte de los esfuerzos patrióticos de guerra que hacia el cine. Sinatra –que no fue considerado apto físicamente para ser reclutado- se interpreta a sí mismo grabando con una orquesta en un estudio. Sale a fumar a un callejón durante una pausa y ahí se encuentra a unos niños que están persiguiendo a un compañero de clase “porque no les gusta su religión”. Sinatra lo protege y los reprende comparándolos con los nazis, para luego hablarles de la tolerancia y la diversidad de credos. Al final les canta la canción que da título a la breve cinta, que recibió un premio Óscar honorario.
Para cuando The House I Live In se estrenó, ya Sinatra trabajaba para la MGM, que logró hacer un arreglo económico para liberarlo de su relación con la RKO y llevárselo. Le pagaría un millón y medio de dólares en un contrato a cinco años. El estudio que tenía “más estrellas que el cielo” se hacía a otra más, una de ojos azules y de voz incomparable. Debutaría en la MGM con un excelso musical en forma de comedia romántica, Anchors Aweigh (1945) de George Sidney, en la que interpreta a un marinero tímido que tiene cuatro días de permiso en Los Ángeles y que recibe ayuda para conquistar a una chica gracias a otro marinero mucho más experimentado, interpretado por Gene Kelly. Tenerlos juntos en pantalla demostró ser exitoso y volverían a compartir créditos en Take Me Out to the Ball Game (1949), del director y coreógrafo Busby Berkeley, y en la maravillosa On the Town (1949) de Stanley Donen y el propio Kelly, que repite la idea de marineros en licencia, esta vez en Nueva York. Gene Kelly fue un hombre clave para hacer de Sinatra un artista completo, junto a él adquirió seguridad y confianza a la hora de bailar. “Él es una de las razones por las que me convertí en estrella”, reconocería años después.
Rodaje en Nueva York de On the Town (1949) de Stanley Donen y Gene Kelly
On the Town sería el último filme de su contrato con la MGM, pues la cabeza del estudio, nada menos que Louis B. Mayer lo despidió al enterarse de unas bromas del cantante que lo vinculaban a la actriz Ginny Simms. Coincide esto con un periodo particularmente crítico en la vida personal y profesional de Sinatra: se divorcia de su esposa Nancy, se casa luego con la actriz Ava Gardner, se retira de Columbia Records, CBS cancela su espectáculo televisivo, afronta serios problemas financieros y además sufre una hemorragia en las cuerdas vocales.
Su carrera como actor se ve reducida a dos películas intrascendentes, pero surge la oportunidad de interpretar a un soldado de origen italiano en la adaptación que Columbia Pictures planea hacer de la novela de James Jones, De aquí a la eternidad. Logra convencer a los productores y se integra al rodaje de un filme lleno de grandes nombres. Su rol como Angelo Maggio el compañero incondicional del personaje atormentado de Montgomery Cliff y que muere a causa de los golpes que le propina un sargento en una barraca donde está castigado, lo hacen ganador del premio Oscar como actor de reparto. Irónicamente en este drama no tiene oportunidad de cantar.
Junto a Montgomery Clift en De aquí a la eternidad (From Here to Eternity, 1953), de Fred Zinnemann
Sinatra vuelve a estar en boga y los roles que le ofrecen ahora son de dos tipos: o en musicales o en dramas, y en estos últimos interpreta por lo general a un hombre con un pasado doloroso o con una suerte de dilemas existenciales por resolver. En el primer grupo están Young at Heart (1955), Guys and Dolls (1955) –donde fue compañero de Marlon Brando- High Society (1956), donde por fin hizo dúo con Bing Crosby, Pal Joey (1957), The Joker is Wild (1957), que obtuvo el Oscar a mejor canción original por All the Way, y Can-Can (1960). Y entre los dramas, donde está lo más sustancioso de su producción, figuran El hombre con el brazo de oro (The Man with the Golden Arm, 1955), interpretando para Otto Preminger a un adicto a la heroína y jugador de cartas que quiere redimirse y tiene todo en contra. Es probablemente el papel más complejo de su carrera; Some Came Running (1958), de Vincente Minnelli, donde por primera vez aparece en pantalla con su compañero de juega, el gran Dean Martin.
Sinatra y Martin, junto a Sammy Davis, Jr., Peter Lawford y Joey Bishop, constituyeron un grupo de actores y amigos conocido por la prensa como de “The Rat Pack”. Todos coincidirían en la versión original de Ocean’s 11 (1960), Sergeants 3 (1962), y con algunas variaciones en la nómina, en 4 for Texas (1963), Robin and the 7 Hoods (1964). Nadie se tomaba en serio estos filmes hechos entre compadres etílicos tratando de pasar un buen rato, pero no por eso dejan de ser divertidos.
The Rat Pack en todo su esplendor en Ocean’s 11 (1960), de Lewis Milestone
Entre esa fiesta perpetua participa en un largometraje de grandes alcances dramáticos, The Manchurian Candidate (1962), de John John Frankenheimer, donde en plena guerra fría, reflexiona sobre la supuesta amenaza de “los lavados cerebrales” a los que son sometidos los prisioneros de guerra, con los que los comunistas pretenderían cometer magnicidios en suelo estadounidense. Con el tiempo se convirtió en una película de culto, pues al año siguiente de su estreno fue asesinado el presidente Kennedy. El filme fue sacado de circulación y solo pudo verse a partir de 1988. También en los años sesenta se atrevió él mismo a dirigir y el resultado fue None But the Brave (1965), una cinta ambientada en la Segunda Guerra Mundial que se rodó en Hawaii. Nadie me perdonaría que no mencionara su rol protagónico en la exitosa El expreso de Von Ryan (Von Ryan’s Express, 1965).
Es curioso como en sus últimos años como actor se le encasillara en papeles donde interpretaba a detectives y a policías, como lo atestiguan Tony Rome (1967), True Detective (1968), Lady in Cement (1968) y The First Deadly Sin (1980). Su última aparición en el cine fue en 1984 con Cannonball Run II, más de cuarenta años después de hacer Higher and Higher.
Es probable que ni el mismo Frank Sinatra pensara que su carrera como actor fuese a ser tan extensa y prolífica. Quizá inicialmente lo vio como una forma de promocionar y aumentar las ventas de sus discos, amén de conquistar a bellas actrices, pero mostró una inesperada madera para el cine. “Tiene un talento natural que se demuestra en su canto y un talento para actuar que hace que uno crea en lo que está haciendo”, refería Gene Kelly. Y aunque muchas de sus películas solo tienen interés comercial, hay un puñado de obras importantes de este arte en las que su nombre aparece y aparecerá siempre como respaldo. Hace parte de la historia del cine y como tal debemos valorarlo.
Publicado en el suplemento “Generación” del periódico El Colombiano (Medellín, 06/12/15), págs. 10-12
©El Colombiano, 2015
©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.
Junto a Bing Crosby en High Society (1956)
Junto a Kim Novak en Pal Joey (1957), de George Sidney
Con Shirley MacLaine en Some Came Running (1958)
Con la Diosa Rita Hayworth en Pal Joey (1957) de George Sidney