Cántanos una canción, Arthur: Guasón 2: Folie à Deux, de Todd Phillips

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Sin misterios: Guasón 2: Folie à Deux (Joker: Folie à Deux, 2024) fue concebida y desarrollada como un musical, uno de los géneros más resistidos del cine contemporáneo. El público admira y disfruta masivamente el teatro musical –una de las grandes atracciones de las capitales del mundo- pero tras la época de esplendor de este género en el cine, que tuvo su auge entre los años treinta y cincuenta del siglo XX, los esfuerzos por revivir el cine musical se han encontrado con el desanimo y el desconcierto del público, que no parece conectarse a las convenciones artísticas de índole escapista, fantasiosa y onírica del musical. Y ni hablar cuando el musical no es una comedia, sino un drama, dos géneros que ante la retina del espectador se antojan incompatibles. Pero dramas fueron Los paraguas de Cherburgo (Les parapluies de Cherbourg, 1964), Cabaret (1972), Nace una estrella (A Star is Born, 1976)   Bailarina en la oscuridad (Dancer in the Dark, 2000),  Sweeney Todd (2008)  Los miserables (Les Misérables, 2012) o La La Land (2016). Por supuesto que se llevan bien.

Guasón 2: Folie à Deux (Joker: Folie à Deux, 2024)

En uno de los muchos guiños cinéfilos de Guasón 2, los presos asisten a la proyección de un clásico del cine musical: The Band Wagon (1953), de Vincente Minelli, en el preciso momento en que el personaje de un director de teatro, Jeffrey Cordova (Jack Buchanan), le está diciendo al personaje que interpreta Fred Astaire que “Me cansan esas barreras artificiales entre el musical y el drama. Creo que no existen diferencias entre el ritmo mágico de los versos inmortales de Bill Sahkespeare y el ritmo mágico de los pies inmortales de Bill Robinson”. Estoy de acuerdo con él. Lo que ocurre es que el Guasón es un villano del universo de DC Comics, un psicópata némesis de Batman en Ciudad Gótica, no un personaje tradicional o convencional. Suponer un musical inspirado en su figura es algo, por decir lo mínimo, arriesgado.

Guasón 2: Folie à Deux (Joker: Folie à Deux, 2024)

Sin embargo, creo que Todd Phillips, como director y como coguionista, pensó que la figura del Guasón, por lo desquiciada e impredecible, era también susceptible a un tratamiento narrativo tan poco convencional como el del musical, pues la música y el baile encajaban en su patrón de conducta demencial, en sus alucinaciones y pensamientos autodestructivos. De él puede esperarse cualquier cosa, asumió, no sin razón Todd Phillips.  Enrolar a Lady Gaga como Lee Quinzel –el nombre real de Harley Quinn- tenía una justificación clara: validar a Guasón 2 como musical y no arriesgarse a poner a cantar y a bailar a actores sin experiencia vocal como ocurrió en Moulin Rouge! (2001). Además la banda sonora está compuesta por temas extremadamente populares, que hemos escuchado cantados por The Carpenters, Frank Sinatra, Nat “King” Cole, Tom Jones, los Bee Gees, Doris Day, Tony Bennett, Linda Clifford o Sammy Davis Jr. durante décadas, pero que quizá no sean tan conocidas para las nuevas generaciones, que no pueden tampoco olvidar que la película está ambientada en los años setenta y que la banda sonora es consecuente con ese patrón temporal.

Guasón 2: Folie à Deux (Joker: Folie à Deux, 2024)

El Arthur Fleck / Guasón que interpreta Joaquin Phoenix con un histrionismo extraordinario, es un “loco enamorado” de una prisionera –Lee Quinzel- que como él, asiste a clases de canto en la cárcel psiquiátrica de Arkham. Esa ilusión romántica, el no sentirse solo, le da motivos más que suficientes para idealizar a esa mujer y para imaginar, en su constante delirio, números musicales que ambos protagonizan. Esa disrupción de la narración argumental –que básicamente es el juicio al que Arthur Fleck es sometido por los crímenes que cometió- está justificada por su locura y así debe entenderse. Los números musicales no se introducen “porque sí”, todos tienen un motivo dentro de su estado emocional y de su condición psiquiátrica. Cuando siente que Lee le mintió y lo ha estado manipulando, aparecen en un show cantando juntos “To Love Somebody” y ella le da un balazo. Eso solo ocurrió en su mente, pero entiendo que este tipo de disrupciones de la narración pueda confundir a parte del público.

Guasón 2: Folie à Deux (Joker: Folie à Deux, 2024)

Dejando de lado la cuestión de la forma fílmica, el relato debe responder a la pregunta de sí Arthur es imputable de los crímenes por los que es acusado o si se trata de un caso de esquizofrenia, de una doble personalidad, y que fue el Guasón el culpable y no él. ¿Existe un Guasón que se toma la mente y doblega la voluntad de Arthur? Lee Quinzel es fan del personaje, no del hombre. Ella no es exactamente una criminal, quiere estudiarlo y absorberlo. Lee y todos los seguidores anárquicos del Guasón que siguen el juicio televisado no piensan en Arthur y en sus necesidades humanas. Ellos necesitan creer en un malvado con la cara pintada de payaso que los represente en su rebeldía anti establecimiento. Él les da esperanza y aliento a su rabia colectiva, la alimenta con su brutalidad aleatoria, errática y burlona. La película empieza con una caricatura a lo Looney Tunes donde el Guasón, que va a presentarse en un show televisivo en vivo, pelea con su sombra, que por momentos toma el control y se hace pasar por él. He aquí una señal temprana de para dónde va la trama: una cosa es una personalidad alterna, una psicosis que toma el control mental de alguien y otra cosa es su sombra. De esa no podemos despegarnos nunca. He ahí el drama que subyace a Guasón 2.  

Guasón 2: Folie à Deux (Joker: Folie à Deux, 2024)

Nadie quiere declaraciones existencialistas en una película del universo de héroes y villanos de DC, por más en serio que se tome la trama. Este filme pasa demasiado tiempo en los estrados judiciales buscando llegar a una conclusión dramática que resuelva el dilema mental de Arthur y su imputabilidad jurídica. Es posible que la extensión haya sido necesaria para justificar con solidez la declaración final de Arthur, pero este tipo de filme se beneficia con un ritmo más ágil, como el que incluso le aportan los números musicales. El balance final es el de una película ambiciosa, arriesgada, sorpresiva e invariablemente incomprendida. Como concepto es genial, en su desarrollo parece haber primado la anarquía. Sin embargo, a veces me pregunto si esa no era exactamente la idea.  

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.     

        

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