Un amor en los márgenes: Hojas de otoño, de Aki Kaurismäki

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¿Qué bar de un barrio marginado de Helsinki está adornado en una de sus paredes con un póster de Rocco y sus hermanos (1960), de Luchino Visconti? Es posible que ese bar solo exista en la Finlandia imaginada por Aki Kaurismäki, la misma que parece anclada a los años setenta, la misma donde los personajes son estáticos, taciturnos y de pocas palabras. Formalista al extremo, Kaurismäki ha desarrollado filme a filme un estilo absolutamente característico, cuya puesta en escena -teatral, austera, atemporal- sirve de marco para un drama humano protagonizado por seres en la periferia social, personas casi invisibles en su precariedad, pero a los que este director mira y trata con especial cariño y sensibilidad.

Hojas de otoño (Kuolleet lehdet, 2023)

Hojas de otoño (Kuolleet lehdet, 2023), su largometraje número veinte, es un capítulo más de su búsqueda artística y se ubica dentro de su filmografía en una serie sobre el proletariado que incluye a  Sombras en el paraíso (Varjoja paratiisissa, 1986), Ariel (1988) y La chica de la fábrica de cerillas (Tulitikkutehtaan tyttö, 1990). Sin embargo, con algunas variaciones, todas sus películas giran alrededor de ese tipo de personajes. Koistinen, un vigilante nocturno, es el protagonista de Luces al atardecer (Laitakaupungin valot, 2006); en Le Havre (2011), un lustrabotas protege a un niño inmigrante africano;  un sirio joven que llegó como polizón desde Polonia es el protagonista de El otro lado de la esperanza (Toivon tuolla puolen, 2017). De ahí que la pareja central de Hojas de otoño sean Ansa (Alma Pöysti), que pasa por diversos trabajos (en un supermercado, en un bar y en una siderúrgica), y Holappa (Jussi Vatanen), un obrero metalúrgico con problemas de alcoholismo.

Hojas de otoño (Kuolleet lehdet, 2023)

Ambos son seres anónimos, absolutamente solitarios, cuya relación se desarrolla precariamente, con mínimas muestras de afecto y sometida al vaivén del azar y de la suerte. Lo que hay a su alrededor es el universo Kaurismäki que confabula para acercarlos o alejarlos: bares de karaoke, cafés, una sala de cine de barrio, sus lugares de trabajo. Todo estático, todo permeado de una ecléctica selección musical, todo contagiado de un humor seco, tan inesperado como efectivo: en este universo absurdo la pareja en su primera cita va a cine a ver  Los muertos no mueren (The Dead Don’t Die, 2019), de Jim Jarmusch, y al salir un par de espectadores mencionan que la película les recordó a Diario de un cura rural (Journal d’un curé de champagne, 1951) de Bresson y a Banda aparte (Bande à part, 1964) de Godard. Eso no pasa sino en una película de Aki Kaurismäki.  

Hojas de otoño (Kuolleet lehdet, 2023)

El homenaje a Jarmusch no es gratuito. Se ve que lo admira y que mucho de su formalismo, de sus elecciones musicales y de su humor es compartido con él. Kaurismäki es un cinéfilo extraordinario y en esta película abundan los guiños al cine. En el teatro que Holappa frecuenta hay pósters de Breve encuentro (1945), El desprecio (1963), Pierrot el loco (1965) y Fat City (1972), sin mencionar el nombre del perro que Ansa adopta… Si Buster Keaton viviera hoy estaría orgulloso de la puesta en escena tan abstracta que Hojas de otoño exhibe.  Hay algo absolutamente fascinante en esa demostración de técnica.

Hojas de otoño (Kuolleet lehdet, 2023)

Pese a la abstracción, la actualidad cae como un mazo sobre los personajes. La invasión rusa sobre Ucrania, el cerco a Mariúpol, los bombardeos sobre suelo ucraniano… el radio transistor de Ansa se enciende cada día con esas noticias que se antojan omnipresentes y sin posibilidad de escape. Puede que la Finlandia de Kaurismäki solo exista en su mente, pero la guerra es transversal a su mundo y a la realidad. Y él quería que fuéramos conscientes de eso: que su cine no es exactamente una fábula escapista. Que en él hay pobreza, refugiados, inmigrantes, injusticia social, desempleo, tráfico de drogas, alcoholismo, adicciones, trastornos mentales y mucha soledad. Por eso esta frágil historia de amor parece un bálsamo en medio de tanto dolor.

Hojas de otoño (Kuolleet lehdet, 2023)

Se nota el cariño que Kaurismäki tiene para con Ansa y Holappa. No les pone fácil las cosas, pero no los abandona ni los deja a la deriva. Hay una particular sensibilidad en este relato de redención provocada por el amor entre una pareja de perdedores que esta vez han ganado una apuesta, así sea mínima: la de volver a verse venciendo una adversidad que en ellos se antojaba perpetua, como la de todos los desposeídos aquí y allá.

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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