Abrir los ojos: La habitación, de Lenny Abrahamson
-¿Estamos en otro planeta? –le pregunta Jack a su madre. No, no lo están, pero para él, este mundo es tan nuevo, tan ajeno y tan deslumbrante que se antoja fuera de los limites terrestres. Jack hace poco abrió los ojos y lo que vio lo maravilló y sin duda también al principio lo aterrorizó. Ante sí estaba el cielo, tan azul e inconmensurable como nunca lo había visto. Jack respiraba con dificultad de la emoción que sentía al ver todo esto, como si fuera un astronauta que contemplara por primera vez la luna y las estrellas desde una nave espacial.
Antes el universo de Jack era otro: cerrado, pequeño, con un tragaluz que era su única ventana al exterior. Por esa escotilla sabía si era de día o de noche, o si era verano o invierno. Había otra ventana, pero que le mostraba cosas que solo existían ahí, que no eran reales: se trataba de un televisor que lo entretenía y con el que llenaba muchas horas lentas. Nada más había ahí, distinto a unos pocos enseres. Ah, pero no estaba solo, lo acompañaba su madre, una joven mujer que era el centro de su existencia, una presencia cálida que le enseñó a caminar, a hablar, a leer y a escribir. Jack acaba de cumplir cinco años y no sabe que le espera la mayor de las aventuras que pueda imaginar: Jack va a ser libre.
La habitación (Room, 2015) es la historia del cambio que va a sufrir la vida de Jack y por ende la de su madre (interpretada por Brie Larson). Ambos experimentaran las consecuencias de la libertad. Para él será una experiencia nueva, para ella será un ajuste traumático, violento, a veces mayor a sus propias fuerzas. Veremos cómo se adapta cada uno a esa sensación que él disfruta como si recién naciera y que ella padece, llena como está de heridas mentales y físicas. Obviamente también tendrán que ajustarse el uno al otro, quemar naves, decir adiós al pasado. Empezar a vivir.
Si les parece que este texto es muy críptico y que ustedes no logran entender con mis palabras lo que ocurre en este filme, entonces he cumplido bien mi tarea, pues La habitación tiene un rango de narración tan restringido que cualquier detalle que uno revele del argumento termina por arruinar la construcción dramática precisa que han hecho el director irlandés Lenny Abrahamson y la guionista Emma Donoghue, autora también del best seller homónimo publicado en 2010 y que dio origen a esta cinta.
Lo que han conseguido es un drama tenso, que a través de la mirada de un niño dulcifica una situación patológica y criminal. Son los ojos de Jack los que nos salvan, es su inocencia la que nos libra de la sordidez implícita en la situación que él y su madre han vivido. Ella también –con su amor- logró evitarle horrores, logró preservarle su niñez candorosa. Él ahora tiene la edad suficiente para salvarla, para salvarse, para conseguir volver a casa. Este es el relato de ese regreso. No se lo pierdan.
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