Instinto cuestionado: La hija oscura, de Maggie Gyllenhaal

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“Las cosas más difíciles de contar son las que nosotros mismos no llegamos a comprender” (1), escribe Elena Ferrante en su novela La hija oscura, publicada en 2018. Para Leda, la protagonista del filme que Maggie Gyllenhaal escribió y dirigió a partir de ese libro, esa frase define su comportamiento presente y su actitud hacia la vida. Es una mujer llegando a los cincuenta años, se encuentra sola de vacaciones en Grecia y de repente tiene que enfrentarse a su pasado, a verbalizar cosas que no es capaz de contar, cosas incomprensibles incluso para ella misma. Cosas que creía superadas y enterradas, para enterarse que el reflejo de esos actos puede verse en otras personas y que ese eco –muy a su pesar- aún la toca.

La hija oscura (The Lost Daughter, 2021)

El personaje de Leda (una magnífica Olivia Colman, como siempre) está construido como un rompecabezas que debemos ir armando gracias a lo que ella cuenta y a unos flashbacks que nos muestran su juventud y el de la infancia de sus dos hijas, Martha y Bianca. El retrato completo solo estará listo al final, cuando todas las piezas encajen y entendamos la complejidad de una mujer imperfecta que parece aceptar con resignación todos los pequeños infortunios que ocurren a su alrededor, sencillamente porque siente que se los merece, que está expiando desde siempre y para siempre sus culpas pasadas.

La hija oscura (The Lost Daughter, 2021)

Infortunios como la llegada de una altisonante familia italonorteamericana que prácticamente se toma por asalto la playa que hasta ese momento parecía exclusivamente para Leda, entregada a su descanso y a sus compromisos como académica y literatata. Entre el bullicio y la vulgaridad de los recién llegados, Leda se fija en una mujer joven y hermosa que hace parte del grupo, Nina, que tiene una hija pequeña, Elena. Es Nina (Dakota Johnson) y su actitud hacia la niña la que hace que Leda se sienta abochornada: la joven está repitiendo lo que ella sentía hacia sus hijas, calcando un sentimiento que no por verlo repetido en alguien más supone para Leda un alivio. Lo que se antoja más bien es una confrontación con un pasado que la golpea una y otra vez, que parece resistirse a abandonarla, castigándola por haber escuchado unos impulsos que cuestionaban su instinto maternal.

La hija oscura (The Lost Daughter, 2021)

Es por eso que La hija oscura (The Lost Daughter, 2021) se entiende como una penitencia. Leda confiesa ante su casero –Lyle (Ed Harris)- su naturaleza malvada y ambos se reconocen y aceptan como lo que son. Ella se sabe egoísta, impaciente, impulsiva y mala madre, y como tal se declara. Aún, pese a los años, no comprende muy bien por qué hizo lo que hizo, y cuando ve que Nina –con quien ha llegado a formar una naciente amistad- está a punto de repetir los errores que ella cometió, quiere obtener respuestas, quiere saber, en otro cuerpo, que lleva a una mujer a comportarse como ella lo hizo. Leda, que entregó su muñeca de la infancia a una de sus hijas, que no supo apreciarla, interviene ahora en la perdida de otra muñeca, un juego inexplicable que lo que hace es acrecentar el parecido entre su pasado y el presente imperfecto de Nina y Elena, sin entender que entrometerse en el destino de los demás solo está reservado para las deidades. Sus actos como siempre -parece no haber aprendido la lección- tendrán consecuencias.

La hija oscura (The Lost Daughter, 2021)

La hasta ahora actriz Maggie Gyllenhaal –nominada al premio Óscar por su papel de reparto en Crazy Heart (2009)- debutó como directora y guionista con esta película tensa y madura, construida con un pulso firme, apoyada en un guion que fue galardonado en el Festival de Cine de Venecia, donde La hija oscura debutó. Este es un cine introspectivo e interrogador, que cuestiona la naturaleza de lazos aparentemente incuestionables, pero que hacen parte de la vivencia real de mujeres que fueron madres muy jóvenes o muy a su pesar, y que ahora deben enfrentarse a los retos de un compromiso materno filial que es para toda la vida y para el que definitivamente no estaban preparadas. ¿Aceptar? ¿Resignarse? ¿Buscar consuelo en esos hijos que le quitan la paz? ¿Echar todo por la borda y huir? Leda se enfrentó a esas preguntas, las mismas que ahora se hace Nina. No va a darle consejos, no va a hacerle recomendaciones, sigue demasiado abrumada consigo misma, buscando una redención que quizá no obtenga en este mundo.

Cita:
1. Elena Ferrante, La hija oscura, Barcelona, Lumen, 2018, p. 24

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A. – Instagram: @tiempodecine

 

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