Los “Dodgers” derrotan a los “Rojos”: Camarada X, de King Vidor
-“Escucha nena, tienes pájaros en la cabeza como casi todos los rusos. Todos se han traicionado entre sí, están al borde de la hoguera, tirándose piedras unos a otros. Y acabarán inmolándose. Los políticos son un atajo de corruptos que juegan al carnaval. Pero si les preguntas que hacen, te dirán “el ideal”. Yo tengo algunos ideales propios, nena. Y me dicen que no naciste para conducir un tranvía o hacer propaganda. Eres una mujer hermosa y nadie te apuntará con una metralleta si puedo evitarlo. Esa es mi política” –le dice McKinley «Mac» B. Thompson, un periodista norteamericano a su recién desposada mujer, una rusa llamada Golubka, pero conocida como Theodore. Ambos están presos en una cárcel del Kremlin, en una suerte de antesala a su fusilamiento. Las palabras de Thompson (interpretado por Clark Gable) son una declaración de principios, tan lúcida como reveladora, en medio de una película que hasta ese momento ha jugado a la farsa, a la burla gruesa sobre el régimen comunista ruso. Es más, Thompson se ha hecho pasar por un americano procomunista para atraer a Theodore (la bellísima Hedy Lamarr) –una comunista radical y “con ideas”- y ponerla a salvo fuera de Rusia, a pedido de su padre, interpretado por el infalible Felix Bressart.
La película se llama Camarada X (Comrade X), fue estrenada el 13 de diciembre de 1940, y sorprende por su virulencia a la hora de criticar el modo de vida, las costumbres y la política rusa, sin que medie diplomacia alguna en su abordaje. En realidad Rusia y su situación no era un tópico muy común en el cine de esos momentos: “En cuanto a la Unión Soviética, las producciones de Hollywood no la habían considerado un mercado significativo durante dos largas décadas, desde la Revolución de Octubre, en 1917, hasta inicios de los años cuarenta. En contrapartida, muy pocas películas norteamericanas habían ubicado sus tramas en aquel extenso país, y cuando lo habían hecho, habían reducido, con o sin humor, la realidad soviética a la imagen popularmente aceptada del «peligro rojo»” (1). Los temas soviéticos no eran populares entre el público occidental y tras la firma del acuerdo de no agresión entre Alemania y Rusia en agosto de 1939 (el pacto Molotov–Ribbentrop), lo que creció fue una animadversión hacia ese país. Entre las películas realizadas en Hollywood en esa época se cuentan dos adaptaciones de obras teatrales –Tovarich (1937) y Balalaika (1939)- y una comedia, Ninotchka, estrenada en noviembre de 1939, que fue la cinta que con más apertura y elegancia contrastó las diferencias entre el capitalismo y el comunismo, encarnado este último por la ortodoxia de Nina “Ninotchka” Yakushova (interpretada de manera glacial por Greta Garbo). Sin embargo, este filme opta por dejar de lado el ángulo político para favorecer el aspecto cómico –inédito por cierto- de la Garbo.
Ninotchka, dirigida por Ernst Lubitsch, tuvo un guion confeccionado por Billy Wilder, Charles Brackett y el vienés Walter Reisch. La MGM le encargó a este último escribir una historia con un argumento similar, buscando repetir el éxito del filme de Lubitsch, y ese texto fue convertido en guion por los muy experimentados Ben Hecht y Charles Lederer. El resultado fue Camarada X, un instrumento concebido para impulsar la naciente carrera artística de Hedy Lamarr, juntándola de nuevo con Clark Gable, tal como había ocurrido recientemente en Boom Town (1940). Se dice, sin embargo, que Camarada X fue en realidad un remake bastante modificado de Clear All Wires! (1933), dirigida por George W. Hill.
La austriaca Lamarr era una de las protegidas favoritas de Louis B. Mayer, quien la conoció en París y la trajo a Hollywood en 1938. El novel productor Gottfried Reinhardt puso al comando de la puesta en escena de Camarada X a King Vidor, un director que siempre fue claro respecto a lo que pensaba sobre la actriz: “Hedy se sentía muy orgullosa de ser vienesa, pero de lejos era más ingenua que sofisticada. En realidad era estilo campechano. Tenía uno de los rostros más hermosos alguna vez vistos, pero no tenía una figura que le hiciera juego. Carecía de algún talento natural y se inclinaba a ser nerviosa. Había que darle ánimo continuamente” (2). Clark Gable fue paciente con ella, una joven que muchas veces no entendía la jerga común que se hablaba en inglés. La película se rodó entre agosto y septiembre de 1940. Hubo rumores sobre una supuesta relación amorosa entre ambos protagonistas, pero Lamarr siempre consideró a Gable un buen amigo y un gran bromista; no comprendía el origen de su sex appeal, para tranquilidad de Carole Lombard, la esposa del actor.
Camarada X fue, además, el primero de los filmes de uno de los grandes estudios en estar ambientado enteramente en la Rusia del presente. La sutileza de Ninotchka fue reemplazada acá por una acidez inusitada, que podía servir a los propósitos cómicos del filme, pero que era desproporcionadamente mordaz. Los rusos del común son descritos como vulgares, torpes, dogmáticos y borregos, mientras que el retrato de los oficiales del partido comunista se encarga de presentarlos como codiciosos, desleales, abusivos y corruptos. Los “teóricos” comunistas tampoco se escapan de la crítica, al exponer la dicotomía entre lo que predican y sus reales intenciones de poder. La película incluso predice la traición alemana a Rusia, mencionando una supuesta invasión germana a Ucrania.
La agresividad de Camarada X no pasó inadvertida para Bosley Crowther, el crítico de cine de The New York Times, que al momento del estreno del filme escribió que “las relaciones diplomáticas entre Hollywood y la Rusia soviética han estado en mala forma durante muchos años, pero ahora que la Metro y el teatro Capitol han celebrado navidad presentando Camarada X, la no beligerancia llegó a su fin. Puede uno esperar un cruce de armas en cualquier momento. Rara vez una película —con la excepción de El gran dictador de Charlie Chaplin—satirizó una nación y su sistema político con tal severidad y deliciosa malicia como lo hace esta comedia navideña, en la que Clark Gable y Hedy Lamarr son los conspiradores principales” (3). El estreno en diciembre, el carisma de Gable y la belleza asombrosa de Lamarr hizo que a película fuera un éxito de taquilla, recaudando más de dos millones de dólares en entradas. Más de 80.000 neoyorquinos fueron en esa temporada de fin de año a ver el filme. Walter Reisch obtuvo una nominación al premio Oscar al mejor argumento por Camarada X.
“Claramente la películas anticomunistas se habían convertido en fuentes valiosas de ingresos para las compañías productoras, a medida que los norteamericanos continuaban absorbiendo la representación mediática de la «amenaza roja». Con más estadounidenses familiarizándose con el peligro de la Unión Soviética, el entorno anticomunista doméstico continuó fortaleciéndose” (4), escribe John J. Gladchuk en su libro Hollywood and Anticommunism. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial cambió por completo el esquema geopolítico imperante y Estados Unidos y la Unión Soviética resultaron siendo repentinamente aliados contra los Nazis. El cine tuvo que cambiar súbitamente la imagen que proyectaba de los rusos: “Hollywood colaboró con la Office of War Information (OWI) durante la Guerra para humanizar a los rusos y encubrir el estalinismo. Como dijo Variety: «La guerra ha pasado la concepción tradicional de Hollywood sobre los moscovitas a través de un exprimidor y se han salido afeitados, limpios, sobrios, hogareños, Rotarios, Hermanos Elks y Masones de grado 33»” (5). Eran las nuevas reglas del juego y había que aceptarlas. Clark Gable se enlistó en agosto de 1942 en la Fuerza Aérea de Estados Unidos donde alcanzó el grado de Mayor. Se retiró del servicio activo en junio de 1944. Quien pensaría que él –cuyo seudónimo en el filme era Camarada X- lucharía a favor de los rusos…
Referencias:
1. Ramón Girona, El cine de propaganda en EEUU, Barcelona, Editorial UOC, 2015, p. 82
2. Warren G. Harris, Clark Gable: A Biography, Nueva York, Crown/Archetype, 2010, p. 229
3. Bosley Crowther, The Screen In Review; ‘Comrade X’ and ‘Chad Hanna’ Christmas Entries at the Capitol and Roxy–New Motion Pictures Also Arrive at the Rialto and Bryant, The New York Times, 26/12/40, www.nytimes.com
Disponible online en:
http://www.nytimes.com/movie/review?res=9E06E5D71F3CE73ABC4E51DFB467838B659EDE
4. John J. Gladchuk, HUAC and the Evolution of the Red Menace, 1935-1950, Nueva York, Routledge, 2013, p. 131
5. Tomas Schatz, Boom and Bust: American Cinema in the 1940s, Berkeley, University of California Press, 1997, p. 276
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