Una fruta extraña: Los Estados Unidos contra Billie Holiday, de Lee Daniels
“Los problemas son una cosa que he aprendido a oler”
-Billie Holiday
El título de este largometraje de Lee Daniels no puede ser más explícito: esta no es una biopic sobre la cantante Billie Holiday, este es el relato –subrayado- del proceso de victimización al que fue sometida por el gobierno estadounidense a lo largo de su carrera por atreverse a interpretar una canción “subversiva”, que hacía referencia a los linchamientos de los que eran víctimas las personas de raza negra en Estados Unidos. Strange Fruit se llamaba la canción escrita por un profesor judío y activista anti racista, llamado Abel Meeropol, y que Billie Holiday grabó en 1939. El éxito de esa canción y lo que esto implicaba fue considerado peligroso para la seguridad del estado y la cantante fue permanentemente perseguida por esto. Pero el acoso a la que fue sometida se disfrazó de guerra contra la drogadicción y los adictos. Ella era heroinómana y esa fue la disculpa perfecta para poder atraparla y –sobre todo- callarla.
Los Estados Unidos contra Billie Holiday (The United States vs. Billie Holiday, 2021), está construida como una cacería sin tregua: ella canta, se droga, es abusada por el hombre de turno de su vida, la incriminan, la atrapan, la juzgan, la callan. Regresa, vuelve a cantar, vuelve a drogarse, vuelve a confiar en el hombre equivocado, la hacen caer, la capturan… y así en un círculo vicioso del que ella no logra (ni parece querer) escapar. Es adicta no solo a la heroína, sino además a las relaciones tóxicas de dependencia emocional y eso la vuelve tan absolutamente frágil como proclive a la autodestrucción, esa que es tan característica del artista genial. Solo la mantenía en pie sentirse símbolo de resistencia, el ser incómoda para una sociedad que apenas la toleraba por su talento. Esa tozudez suya fue la diferencia.
La película es muy maniquea en el retrato que hace de los contendores: Harry J. Anslinger (Garrett Hedlund), el jefe del Buró Federal de Narcóticos del Departamento del Tesoro, es mostrado como una caricatura: indolente, rabiosamente racista, sin matiz humano alguno, un robot programado para una misión de aniquilación. Su único interés es que Billie Holiday –mujer, negra, adicta y propagadora de un mensaje peligroso para el estado- fuera atrapada. Y ella (interpretada por Andra Day) es mostrada siempre en escena o drogándose o siendo traicionada.
Su voz nos hipnotiza y su lucha nos conmueve, pero no nos hace olvidar que la película nos impide ver a la mujer detrás del mito. No nos muestran un momento de paz fuera de sus giras, nada sabemos de su intimidad (aunque alcanzamos a intuir su relación homosexual con la actriz Tallulah Bankhead), ignoramos si hay alguna introspección frente a sus actos, sus motivaciones interiores se nos escapan. Siempre parecía estar a punto de ser atrapada y vivir bajo esa amenaza permanente es humanamente imposible. Pero Lee Daniels quiere enfatizar su papel en la lucha por los derechos civiles de su raza y a esa mirada hagiográfica no renuncia.
Los Estados Unidos contra Billie Holiday está estructurada sin sorpresas: una entrevista radial que una personalidad radial ficticia le hace en 1957 a Billie Holiday y a partir de ahí nos vamos a un flashback una década atrás cuando ella triunfaba en la escena del jazz neoyorquino y la acompañaba un séquito variopinto de asistentes y músicos –entre ellos el saxofonista Lester Young (Tyler James Williams), a quien ella llamaba “Prez”. Iremos y vendremos en el tiempo, mezclando recuerdos, secuencias oníricas y escuchando esa inconfundible voz. Saber que Andra Day interpretó todas las canciones de Billie Holiday que escuchamos en el filme solo añade asombro y admiración a un papel al que ella se entrega con toda pasión, pese a que fue un instrumento que Lee Daniels utilizó para sus fines aleccionadores y didácticos.
Parece entonces que Billie Holiday estuviera condenada -ayer y hoy- a que todos los hombres se aprovecharan de ella o de lo que su figura representaba. Bueno, por lo menos en la película hay uno de ellos que parece amarla con sinceridad, Jimmy Fletcher (Trevante Rhodes), que fue un personaje real, no una creación del guion. La ocupación real de Fletcher parece una broma maligna, pero así era todo con Billie Holiday, cuyo olfato para los problemas no era exactamente infalible. Fruta extraña fue ella también.
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