Mork se ha ido
Para los que éramos niños en los años setenta, Robin Williams -antes de ser el gran actor que todos recordaremos- siempre fue Mork, un gracioso extraterrestre venido del planeta Ork a complicarle la vida a una joven llamada Mindy, que lo acoge, con ciertas prevenciones, en su apartamento. Mork y Mindy fue una de las comedias televisivas más populares de finales de esa década y fuimos muchos los que cada semana disfrutamos de los desatinos de Mork tratando de comprender cómo nos comportábamos acá.
Había un enorme talento en el desenfreno de Mork y así no supiéramos el nombre del actor (ni nos importara no saberlo) entendíamos que era un intérprete privilegiado. Verlo después en la gran pantalla no fue ninguna sorpresa: era el paso lógico para un hombre que tenía mucho para ofrecernos como comediante. Y con él crecimos. Desde ese fallido Popeye que Robert Altman dirigió en 1980 hasta El mayordomo de Lee Daniels de 2013 –sin mencionar sus películas postumamente estrenadas- la presencia de Robin Williams fue una constante del cine de Hollywood, un nombre y un rostro omnipresentes, un actor con el que uno podía estar seguro –hay excepciones, obviamente- de encontrar un honesto despliegue de talento, tanto en la comedia, que era el terreno donde más cómodo se sentía, como en el drama.
Lo que me sorprende al repasar su filmografía es ver como esas películas hacen parte de mi propia historia. Hagan ustedes mismos el ensayo: encontraran que vieron alguna cinta de Robin Williams en alguna ocasión especialmente memorable de sus vidas. No es que se trate de filmes particularmente intelectuales o de pretensiones artísticas. La mayoría de las veces estuvo vinculado al entretenimiento, pero esos 34 años como actor de cine representan haber estado presente durante muchos años de nuestra existencia.
¿Se acuerdan de Good Morning, Vietnam, de La sociedad de los poetas muertos, de Despertares, de Pescador de ilusiones? ¿Han olvidado su voz y sus manierismos trasladados al genio de Aladdin? ¿Recuerdan que ganó el Óscar por En busca del destino? ¿Sabían que actuó para Woody Allen y Christopher Nolan? Nos hizo reír mucho con sus improvisaciones, como en La jaula de las locas. Su último acto, sin embargo, fue trágico. Mork se fue ya. Y con él, algo de nuestra propia vida.
Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (Bogotá, 17/08/14). Pág. 7, sección Debes Hacer.
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