Persistencia de la visión

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En la noche del 1 de abril, en el marco de una solemne ceremonia, tuvo lugar en Washington la 42º edición del Discurso Jefferson para las Humanidades, organizado por la National Endowment for the Humanities de los Estados Unidos. Lo particular este año fue que por primera vez en su historia la conferencia estuvo a cargo de un cineasta. El invitado fue el maestro Martin Scorsese y su discurso se tituló “Persistencia de la visión: leyendo el lenguaje del cine”.

El director de Taxi Driver habló de la fascinación que las películas y el acto de ir a cine le han generado desde niño, y como las salas de cine eran para él en ese momento un espacio sagrado, un santuario donde era posible entregarse a la fantasía y maravillarse con el poder de las narraciones, sin importar lo lejanas que fueran del mundo real, pues -ante todo- para él las películas son una invocación de la vida, al establecer un diálogo continuo con ella.

Destacó los elementos que considera fundamentales para el cine, como son la luz, el movimiento, el tiempo y el montaje, para llegar a la inferencia, esa “imagen en el ojo de la mente” que es la base del lenguaje cinematográfico: la capacidad que tenemos para suponer lo que las imágenes no nos muestran.

Posteriormente Scorsese urgió por la alfabetización visual: “Los jóvenes deben comprender que todas las imágenes no están solo para ser consumidas y olvidadas. Debemos darles a entender la diferencia entre las imágenes que contribuyen al desarrollo de su humanidad y de su inteligencia, y las imágenes que solamente venden algo”. El rápido consumo de imágenes ha generado una trivialización visual que hace que el cine sea valorado solo en términos de su rentabilidad en taquilla. “Hay otros valores más allá de los financieros”, nos recordó. Sobre todo porque –tomando una frase del crítico Manny Farber– “cada película trasmite el ADN de su tiempo” y debemos verlas como un patrimonio humano que lastimosamente no hemos sabido preservar. Más del 90% de las películas de la época del cine mudo se han perdido para siempre, víctimas de la indiferencia y del descuido.

La de Scorsese fue una voz de alerta que nos recordó que debemos proteger todo el cine que vemos, pues no sabemos ahora cuáles películas serán vistas como clásicos en el futuro. Se trata, en definitiva, de la herencia visual que estamos dejando, las imágenes que darán cuenta de nuestro paso por este mundo.

Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (Bogotá, 11/04/13). Pág. 18
©Casa Editorial El Tiempo, 2013

Martin Scorsese durante el discurso Jefferson, 1 de abril de 2013

Martin Scorsese durante el discurso Jefferson, 1 de abril de 2013

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