Tácticas de aniquilamiento: Hermosa venganza, de Emerald Fennell
La psicopatía de Cassandra, la protagonista de Hermosa venganza (Promising Young Woman, 2020), es tan pronunciada, que su trastorno mental contagia incluso los aspectos formales del filme. Vemos la realidad a través de sus ojos, a través de su paleta de colores pastel, a través de su gusto kitsch para la decoración (y la ensoñación). La película es su versión de la realidad, solo así tiene sentido. Quien fuera una estudiante de medicina, trabaja ahora en un café que es su idea de lo que un café debería ser y lucir. No tiene amigos, vive con sus padres y no tiene una perspectiva profesional o romántica a futuro. Su estado post traumático es tan crónico y profundo que acabó con su propia personalidad y ahora vive para asumir muchas, buscando una venganza que en vez de redimirla, continúa hundiéndola en su propio y desesperado vacío. Que nadie dude que se odia a sí misma. Por supuesto, a lo último a lo que aspira es a nuestra simpatía o a nuestra compasión.
A medida que transcurren los minutos del filme, la directora, guionista y actriz inglesa Emerald Fennell –en su primer largometraje- va revelándonos las intimidades de la vida de Cassandra (interpretada por Carey Mulligan) y los motivos de su errático y volátil comportamiento, que partió de un remordimiento de culpa, para volverse una psicopatía de peligrosos y violentos alcances, relacionados con el acoso sexual al que son sometidas las mujeres, sobre todo en estado de vulnerabilidad. Ella se convierte, a su pesar o no, en una depredadora para castigar con su propia medicina a los depredadores sexuales.
Su accionar corresponde a una táctica de aniquilamiento tan sistemático como aleatorio, pero cuando Ryan (Bo Burnham), un hombre de su pasado universitario reaparece en su vida con intenciones de conquistarla -algo que a ella misma le sorprende- parece encontrar con él una suerte de redención romántica, un remanente de humanidad aún presente en ella, pero –paradójicamente- gracias a él se reavivan los motivos originales de su furia, que ella reencausa para apuntar a aquellos que originalmente le causaron, indirectamente, tanto dolor y la convirtieron en el monstruo sediento que ahora es.
La falta de introspección y de remordimientos, así como la capacidad seductora y de manipulación que caracterizan al psicópata están presentes en Cassandra, una mujer que parece siempre estar maquinando su siguiente movimiento en un plan perfectamente trazado (por el guion), sin que haya lugar a alguna traición del azar. Nos dejamos envolver fácilmente en su estrategia, sin que a veces sepamos a dónde está apuntando, solo estamos seguros de lo certero de cada uno de sus golpes. Su situación encarna el sueño perfecto de alguien con un trastorno psiquiátrico de estas características.
Es obvio que Hermosa venganza nos manipula al igual que Cassandra obra de titiritera con todos a su alrededor. La película es un golpe de efecto constante, una sucesión de clímax episódicos que funcionan en ese universo ideal y alucinado donde todo sale como ella quiere que le resulten las cosas (así no esté ahí para verlo). Es su mundo, esas son sus reglas.
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