Rehén de sí mismo: La escafandra y la mariposa, de Julian Schnabel
Todos los honores a esta película. Y, por supuesto, a Julian Schnabel, el autor de Basquiat (1996), de Antes que anochezca (Before Night Falls, 2000) y también de La escafandra y la mariposa (Le Scaphandre et le papillon, 2007), con la que obtuvo el premio al mejor director en el Festival de Cannes.
Schnabel, que no despierta simpatías unánimes, es un reconocido artista plástico con una trayectoria en las corrientes pictóricas contemporáneas y que empezó a hacer cine a mediados de los años noventa del siglo XX. Su pequeña filmografía está compuesta de películas a escala humana, donde el hombre y sus contradicciones son los protagonistas, y en las que hay espacio para la reflexión, para el monólogo interior, para la contemplación de las emociones. Su peculiar sensibilidad hace que requieran un espectador cómplice, que capte gozoso las sutilezas formales y narrativas de su propuesta.
Si alguno tenía dudas de las virtudes de Schnabel como director, que se asome desprevenido a esta narración, la historia real de un hombre joven que tenía todo y que de repente no tiene nada: una enfermedad cerebrovascular se alzó con la posibilidad de volver a mover su cuerpo, de volver a hablar, de poder expresarse. Schnabel se mete a la mente intacta de este hombre -el editor de la revista Elle, Jean-Dominique Bauby (interpretado por el inmenso Mathieu Amalric)- y desde allá nos habla.
Ese es el punto de vista de la perfecta primera mitad del filme, en la que un ser atrapado se rinde a la evidencia de que sigue vivo y que tiene que luchar para no enloquecer de impotencia y tristeza. Los recuerdos y su imaginación serán entonces los encargados de devolverle la fe, de hacerle sentir que puede volar libre como la mariposa del título. Schnabel se va con él a plasmar y a pintar para nosotros los vericuetos de un espíritu libre, de uno que nos recuerda que seguimos siendo y sintiendo, así el cuerpo nos haga rehenes de sí mismos.
Publicado en el periódico el Tiempo (Bogotá, 02/10/08), en la columna “Cine”, pág. 1-18
©Casa Editorial El Tiempo, 2008
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