Renoir, Clouzot & Chabrol

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Jean Renoir

Juan Carlos González A.

Publicado en el periódico El Tiempo (Bogotá, 11/10/12). Pág. 14 
©Casa Editorial El Tiempo, 2012 

Lo mejor del Festival de Cine Francés –que cada año ayuda a paliar la infame anemia que padece la cartelera de cine comercial del país, empeñada en demostrarnos que no hay límite para la torpeza- es la programación de clásicos que habitualmente trae y que honra la hermosa tradición cinéfila francesa. 
En esta 11ª edición del evento, que estará unos días más en Bogotá para luego continuar su exhibición en otras ciudades, llegaron tres películas de Jean Renoir, tres de H-G Clouzot (además de un documental relacionado con una de sus obras) y nueve de Claude Chabrol, lo que se constituye en un menú providencial e irresistible que no dudo en recomendar. 
Jean Renoir (1894–1979) no tenía más remedio que convertirse en el director francés más importante de todos los tiempos si quería distanciarse de la sombra de su padre, el pintor Auguste Renoir. Y a fe que lo logró. Su obra, atravesada por un humanismo proverbial, es rica en texturas, drama y sensibilidad social. En esta ocasión nos visita Boudu salvado de las aguas (1932) con el gran actor Michel Simon; la naturalista Toni (1935), en la que tuvo como asistente de dirección a Luchino Visconti, y El cabo atrapado (1962), una comedia ambientada en la Segunda Guerra Mundial que tiene el mérito de ser su último largometraje.

Clouzot con Romy Schneider
Henri-Georges Clouzot (1907–1977) fue un director polémico que hizo de la maldad el centro de su cine, desarrollando una tesis pesimista que filme a filme iba sumando decepciones frente al género humano. Veremos su debut como realizador, El asesino vive en el 21 (1942) adaptación de uno de sus autores recurrentes, S.A. Steemann; su obra maestra Las diabólicas (1955), un filme de suspenso que el propio Alfred Hitchcock admiró, y su único documental, El misterio Picasso (1956), un hermoso ejercicio de estilo que tiene a Picasso creando para la cámara. Clouzot dejó inconcluso un filme en 1964, de cuyas vicisitudes se presentará un logrado documental, El infierno de Henri Georges-Clouzot (2009) de Serge Bromberg y Ruxandra Medrea, que nos acerca a la obra maestra que nos perdimos. 
Un buen discípulo de Clouzot fue Claude Chabrol (1930–2010), un director prolífico que se las arregló para mantener una consistencia absoluta en una obra donde el crimen, las bajas pasiones y el mal –todo en un ambiente burgués- aflora con total naturalidad. No se pierdan El bello Sergio (1958), Un asunto de mujeres (1988) o La ceremonia (1995). 
Tres autores, tres miradas y un solo propósito: el buen cine. 

Claude Chabrol
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