Termina el año Welles

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 El 2015 ha sido el año Welles: el 6 de mayo conmemoramos el centenario de su nacimiento y ayer 10 de octubre se cumplieron 30 años de su deceso. Orson Welles falleció a los 70 años, a consecuencia de un infarto. La noche previa había grabado una entrevista televisiva para The Merv Griffin show, luego fue a cenar a su restaurante favorito y se dirigió a su hogar en Hollywood. Allí murió en la madrugada.

En la entrevista con Merv Griffin quiso abrirse a preguntas que usualmente rehuía y charló sobre su pasado, sobre su éxito precoz, sobre las mujeres de su vida. Habló de la alegría y de la felicidad, de los momentos de tristeza que había experimentado, de las cosas de las que se arrepentía y sobre lo que representaba envejecer. Parecía ser consiente que eran sus últimas palabras públicas.

Recordaba su fallecimiento el gran critico de cine Jonathan Rosembaum: “En su país las repetidas notas necrológicas eran como estribillos que parecían concentrarse en su peso corporal y en el fantasma del fracaso, casi como si estos dos conceptos fijos se explicaran y se justificaran recíprocamente. En una cultura que de modo creciente tiende a definir el éxito, la historia y la propia realidad en términos de bienes de mercado, la carrera artística de Welles parecía consistir en un debut espectacular, seguida de cuarenta extraños años de inactividad”. Vista en perspectiva, su carrera fue una lucha continua por poder expresarse pese a tener todo en contra: el gusto del público, la confianza de los productores, su propia volubilidad y megalomanía. A pesar de todo ello logró sacar adelante una filmografía que sorprende por lo moderna y vigente.

Muchas veces Welles trabajó como actor para poder financiar su propio cine. La última película en la que participó fue Somebody to Love, estrenada en 1987. Ese filme empieza con él pronunciando estas palabras: “Saben, el gran problema de las películas es que siempre están pasadas de moda. Toma tanto hacer una película. Cuando tu idea llega a la pantalla, ya está… muerta”. Se equivoca: su cine sigue vivo. Su cine mejora con cada mirada que le damos, con cada nuevo espectador que se asoma a su obra y descubre motivos para el asombro. Orson Welles fue ante todo un mago y su principal truco fue poder quedarse entre nosotros. Lo logró.

Publicado en la columna Séptimo arte del periódico El Tiempo (Bogotá, 11/10/15), sección “debes hacer”, pág. 4 
©Casa Editorial El Tiempo, 2015 

Orson Welles, 1915-1985

Orson Welles, 1915-1985

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