De píe sobre la arena: Theeb, de Naji Abu Nowar
“No nos tomaríamos la estación; solamente los asustaríamos con un ataque de artillería frontal, mientras que minábamos el ferrocarril al norte y al sur, con la esperanza de capturar el tren detenido. Consecuentemente escogimos un equipo de dinamiteros entrenados por Garland que al amanecer estallarían algo al norte del puente para bloquear esa dirección, mientas yo iba con hombres, explosivos y ametralladoras a poner una mina al sur de la estación”, escribe T.E. Lawrence en su libro Los siete pilares de la sabiduría. Su propósito: impedir el funcionamiento del ferrocarril del Hiyaz, línea férrea que iba a Damasco hasta Medina, en pleno imperio otomano en 1916. Sus planes se llevaron a cabo, como bien pudimos apreciar en la película Lawrence de Arabia (1962), que describe la participación inglesa en la insurrección árabe contra los otomanos.
Pero este trasfondo geopolítico que hoy es un hecho histórico, era en esos momentos una situación confusa para los habitantes de la región, como nos lo muestra un filme jordano, Theeb – sendero de valor (2014) de Naji Abu Nowar. En una escena vemos al protagonista, un niño beduino –casi un adolescente- llamado Theeb, contemplando esa línea férrea por primera vez. Un hombre que lo acompaña le dice: “Eso es lo que nos destruyó… Solíamos guiar a los peregrinos hacia La Meca y eso nos tomaba un mes. Pero ahora este burro de hierro los lleva en una semana y nadie quiere venir con nosotros”. Pero ese ferrocarril de 1300 kilómetros no solo llevaba peregrinos, también movilizaba soldados otomanos por territorios árabes, lo que alborotó a los nacionalistas que entendieron que el tren tenía que ser un objetivo militar.
Por eso a la tribu nómada de la familia de Theeb llega un día un militar inglés, un hombre rubio que trae consigo una serie de aparatos que deslumbran al muchacho, que incluso lo confunde con un príncipe. En realidad es un oficial que necesita un guía para, supuestamente, buscar un pozo localizado en la ruta hacia La Meca. Ya sabemos que sus intenciones realmente eran otras, más secretas y peligrosas.
Theeb quedará inesperadamente en medio de fuerzas antagónicas sin entender que ocurre. Será una víctima inocente, pero también honrará su raza con su coraje. En medio del torbellino de la historia logró mantenerse en píe.
Publicado en la columna Séptimo arte del periódico El Tiempo (Bogotá, 28/02/16), sección “debes hacer”, pág. 3
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