Tipos de gentileza, de Yorgos Lanthimos
El cine inquietante y de sádicas intenciones del griego Yorgos Lanthimos había sido matizado por sus colaboraciones consecutivas con el guionista australiano Tony McNamara, quien para él escribió La favorita (The Favourite, 2018) y Pobres criaturas (Poor Things, 2023), que recibieron el beneplácito de la crítica y de la industria mainstream: entre ambos filmes cosecharon 21 nominaciones de la Academia de Hollywood y cinco premios Óscar. Si Lanthimos quería disimular lo transgresivo de su obra previa y ganarse la confianza de los productores norteamericanos, estas dos películas lo consiguieron.
Ya con esa tranquilidad asegurada, lo que seguía era introducirles un “caballo de Troya” que no vinieran venir. Su nuevo proyecto, Tipos de gentileza (Kinds of Kindness, 2024), contaba con los papeles protagónicos de Emma Stone y Willem Dafoe –dos de los actores de Pobres criaturas– a los que se sumaban Jesse Plemons y Margaret Qualley. Todo parecía en regla. Con lo que no contaban los ejecutivos de Searchlight Pictures era que para Tipos de gentileza Lanthimos iba a recurrir a un colaborador de su entraña: el escritor Efthimis Filippou, que ya había escrito los guiones de Canino (Kynodontas, 2009), La langosta (The Lobster, 2015) y El sacrificio del ciervo sagrado (The Killing of a Sacred Deer, 2017), con todo lo que eso implica en términos de perturbación para el espectador, enfrentado –quizá sin antecedentes previos que lo hubieran preparado- a la obra de un autor iconoclasta que no se frena en términos de gráfica violencia física o psicológica, absurdo situacional a niveles de esperpento, humor negro, parafilias y todo tipo de conductas oscuras y perversas del alma humana patológica. Así ve Lanthimos el mundo y así lo describe, nos guste o no.
La película está estructurada en tres partes, no relacionadas entre sí, pero que comparten los actores protagónicos en roles completamente diferentes en cada segmento. Son como tres mediometrajes independientes, que solo comparten –a manera de broma interna- un personaje común (interpretado por un mismo actor) en un rol sin parlamento, un hombre cuyas iniciales son R.M.F., que incluso da título a cada sección: “La muerte de R.M.F.” (The Death of R.M.F.), “R.M.F. está volando” (R.M.F. is Flying) y “R.M.F. se come un sándwich” (R.M.F. Eats a Sandwich). He tratado de encontrar un hilo conector adicional a estos relatos, pero no encuentro uno más allá del control y la sumisión, así como la sensación de atmósfera absurda de cada narración, un desasosiego por momentos muy lynchiano.
Hablemos de humillación y sumisión. Cada segmento tiene un personaje que hace las veces de amo, de controlador y dominador, y por ende su contraparte va a ser un personaje sumiso y patético en sus intenciones de complacerlo. Quien tiene el poder lo ejerce acá de manera caprichosa y exigente, y de ahí surge el absurdo de las situaciones de la película: un jefe autoritario que le ordena a su subalterno lo qué debe hacer respecto a absolutamente todo, un policía que le pide a su esposa que se automutile para comprobar que ella sí es quien dice ser; o el líder de una secta que envía a una de sus seguidoras –que es también su esclava sexual- a encontrar a una mujer que resucite muertos. La dependencia que los sometidos crean con su “amo” es enorme y degradante, se sienten culpables cuando no logran complacerlos, y harán lo que tengan que hacer con tal de hacerlos sentir a gusto. Esos amos ofrecen acá un abanico de personalidades: el millonario excéntrico y todopoderoso, el esposo paranoide, el gurú pasivo agresivo pero implacable. Todos comparten un narcisista delirio patológico de grandeza, todos necesitan ser satisfechos, así sus necesidades escapen a toda lógica. Y van a lograrlo.
Tipos de gentileza es un juego desbalanceado de poderes, en el que un personaje detenta un poder absoluto y otro juega un rol pasivo que acepta sin condiciones. Cuando la película empieza, Eurythmics está cantando “Sweet Dreams (Are Made of This)” donde dice Some of them want to use you/ Some of them want to get used by you/ Some of them want to abuse you/ Some of them want to be abused. Esa es exactamente la premisa de la película. En el papel la construcción dramática es simple, pero la puesta en escena –logradísima- está hecha para impactar, para abochornar, para derrumbar tabúes, para hacernos sentir la crueldad de la naturaleza humana cuando tiene la oportunidad de exhibir sus más abyectas características. Lanthimos el provocador está acá de nuevo. Que su misantropía entusiasme o no al espectador es algo subjetivo. Que conserve su capacidad de no dejarnos indiferentes no lo es.
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