Todo se supo: The Day After, de Hong Sang-soo

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Cuatro personajes, una puesta en escena mínima (un apartamento, unas oficinas de una editorial, un restaurante), fotografía en blanco y negro. Eso es todo lo que necesita el prolífico realizador coreano Hong Sang-soo para hacer The Day After (Geu-Ho, 2017) y convertirla en una reflexión sobre la atracción, el deseo, la mentira y los celos. No es una historia muy ambiciosa, es una “pieza de cámara” extremadamente sencilla. Un hombre cincuentón -un escritor y editor, al que llamaremos “el jefe”- levanta las sospechas de su esposa respecto a una posible infidelidad. Veremos a lo largo del relato si ella confirma o descarta sus sospechas.

La historia va y viene en el tiempo, y en ocasiones es fácil confundirse respecto a si estamos en el pasado o en el presente, sobre todo por la falta de referencias espaciales claras. Pero sin dar tiempo a dejar aclaradas las cosas, la narración se va hacia la relación que el jefe establece con Ah-reum (Kim Min-hee) una bella empleada que llega a trabajar a la editorial.

The Day After (Geu-Ho, 2017)

Es su primer día de trabajo y a la hora de compartir el almuerzo ambos se trenzan en una charla en la que lentamente él descubre que esa mujer es intelectualmente valiosa, con unas ideas de fe y finitud que lo dejan muy impresionado. ¿Es esta la semilla de la temida infidelidad que la esposa del jefe sospecha? De nuevo la película juega con nosotros al impedirnos saber -en un primer momento- si estamos viendo un evento presente o pasado. Quizá sea un evento actual que está sirviendo de espejo a algo que ocurrió en el pasado…

Es imposible dar más detalles argumentales, basta con decir que Ah-reum y su antiguo jefe volverán a encontrarse después de un suceso bochornoso. Ella ha crecido como ocurre con la mayoría de las mujeres hacen, él ha aprendido algunas lecciones, pero como todo hombre, sigue siendo esencialmente el mismo.

Con sus largos planos secuencia, The Day After no apura las situaciones, ni utiliza pirotecnia visual alguna para mostrárnoslas. Deja que tengan la intensidad de los sentimientos reales, que créanme, no es poca.

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