Un mundo inundado: Noé, de Darren Aronofsky
El director de Pi, Réquiem por un sueño, El cisne negro y El luchador, vuelve a las canchas con la historia bíblica. La película, con unos costos astronómicos, se estrena en Colombia el 4 de abril y viene precedida de un diluvio de polémicas.
Nadie puede acusar a Darren Aronofsky de sutil. El director norteamericano es tan efectivo como efectista: sabe como incomodarnos y lo logra apelando al giro manipulador, a la bofetada inesperada. Sus agobiados personajes están en crisis y en fuga de sí mismos y su desasosiego nos contagia. Darren Aronofsky no hará nada para impedirlo. Él quiere que no olvidemos su cine, que recordemos su nombre así sea a la fuerza. Ahora a finales de marzo presentará Noé (Noah, 2014), su sexto largometraje, en medio de una polémica enorme que empezó cuando la película ni siquiera estaba concluida.
Incluso el Papa Francisco se vio tangencialmente involucrado cuando, a finales de febrero, el actor Russell Crowe -protagonista del filme- le escribió varios mensajes a través de su cuenta de Twitter invitándolo a ver y a apoyar la película. “Querido santo padre. ¿Le gustaría ver el filme de @DarrenAronofsky Noé? Estoy seguro de que lo encontrará fascinante.” – le escribió. Tras varios trinos sin respuesta papal, le pidió a sus seguidores de Twitter lo siguiente: “Pueblo, tomando en cuenta su enfoque ambientalista y conocimiento erudito, estoy intentando que el papa Francisco vea la película. ¿Me ayudan? Retuitee los mensajes anteriores”. Mientras se intentaba infructuosamente obtener la bendición papal, Noé fue prohibida en Catar, Bahrein y Emiratos Árabes Unidos por contradecir el Islam. En Egipto las autoridades religiosas islamistas consideran que la película violó el Islam al retratar a un profeta. Que un actor haga las veces de un profeta en un filme “contradice la estatura de los profetas y mensajeros (…) y antagoniza los fieles”, indicó el Instituto Al-Azhar, órgano rector del islamismo en ese país.
¿Pero a qué se debe toda esta tormenta? ¿Qué intereses hay detrás de esto? Todo empezó cuando Darren Aronofsky tenía trece años y estaba en séptimo grado en la Reynolds Junior High School, de Brooklyn. Su profesora de inglés les pidió a los alumnos escribir sobre la paz. Aronofsky hizo una poesía sobre la paloma que se posó en el arca de Noé al término del diluvio. Y con ese poema ganó un concurso de las Naciones Unidas.
El futuro director nunca olvidaría a ese personaje e incluso cuando realizó su película debut Pi en 1998, pensaba en que el diluvio era un buen tema para un proyecto futuro. Los años pasaron, llegó el éxito con otras cintas de corte independiente, incluyendo El cisne negro (Black Swan, 2010) que obtuvo ganancias en taquilla por 330 millones de dólares (solo costó trece millones) y de repente Darren Aronofsky está al frente de Noé, una mega producción de la Paramount con un presupuesto de 125 millones de dólares.
El guion no salió exactamente del Génesis. El escritor y productor Ari Handel, que ya había colaborado con Aronofsky en La fuente de la vida, El luchador y El cisne negro, le ayudó a escribir el guion a partir de una visión muy personal y oscura de los hechos bíblicos. Sin conseguir financiación, decidieron convertirlo en una novela gráfica ilustrada por el artista canadiense Niko Henrichon. La novela obtuvo la confianza de la Paramount y el rodaje de Noé se inició en Islandia a mediados del 2012 y continuó en Nueva York. Paradójicamente el huracán Sandy detuvo la filmación mientras azotaba ese estado norteamericano. Pero pese a los tropiezos, Noé un día estuvo listo. Y el miedo empezó.
Los ejecutivos de Paramount Pictures no duermen tranquilos desde hace varios meses pensando en todo el dinero que invirtieron en este proyecto. Apoyados en Grace Hill Media, una compañía consultora experta en relaciones públicas y mercadeo y que está orientada a acercar a Hollywood con el público religioso, los directivos del estudio, temerosos de que los grupos cristianos se sintieran ofendidos por la mirada apocalíptica, violenta y fantasiosa de Aronofsky –que incluye ángeles de seis brazos y una fauna mitológica recreada con elaborados efectos especiales- empezaron a exhibir versiones parciales de la película a diversos grupos de interés, sobre todo a asociaciones cristianas muy influyentes como Catalyst, Willow Creek Association, Echo Conference o la iglesia pentecostal australiana Hillsong. También se mostró el preestreno inconcluso a audiencias judías en Nueva York, cristianas en Arizona y al público general en el condado de Orange, en California. Las reacciones han sido muy variadas y van desde el rechazo y el bochorno hasta el aburrimiento. Paramount se reservó el derecho al montaje final y la versión que se estrene en el mundo será, sin duda, la que menos efectos negativos genere.
Obviamente ya hay consecuencias de todos estos rumores: el presidente de la poderosa National Religious Broadcasters, Jerry A. Johnson, logró que el estudio se comprometiera a incluir un anuncio en todo el material de difusión de este largometraje que afirme que “Este filme está inspirado en la historia de Noé. Si bien se ha tomado una licencia artística, creemos que esta película es fiel a la esencia, valores e integridad de una historia que es piedra angular de la fe de millones de personas en todo el mundo. La historia bíblica de Noé puede encontrarse en el Génesis”.
Demasiadas prevenciones y precauciones para una obra de ficción, que ya tiene asegurada –por lo menos- la curiosidad de todos. En declaraciones a la revista Variety, Aronofsky afirmó que “En realidad no hay una controversia. La controversia tiene que ver con lo desconocido y sobre el miedo de la gente que trata de explotar una historia de la Biblia. Todo desaparecerá tan pronto como el público comience a ver la película”. Suena sensato entre tanto ruido.
Publicado en la revista Arcadia No. 102 (Bogotá, marzo-abril/2014). Pág. 26
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