Isabelle y los hombres: Un sol interior, de Claire Denis

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“Alguien que no ha experimentado el ser herido por amor, para mí no es un ser humano real”
-Claire Denis

No es casual: la cantante californiana Etta James (1938-2012), virtuosa del soul, es el espíritu oficiante de Un sol interior (Un beau soleil intérieur, 2017), de Claire Denis. Su presencia se observa en la casa de Isabelle (Juliette Binoche), la protagonista del filme, su sed de amor es un modelo que Claire Denis le pidió a Juliette Binoche estudiar, y es Etta la que interpreta “At Last” en la banda sonora del filme. “Finalmente, llegó mi amor / Se acabaron mis días de soledad y la vida es como una canción, oh sí / finalmente el cielo es azul / Mi corazón estaba envuelto en buena suerte la noche que te miré/ Encontré un sueño del que podía hablar / Un sueño que puedo llamar mío”, canta ella y es fácil entender que ese es el anhelo de Isabelle y que ese es el motivo de su constante agonía: quiere ser amada, quiere encontrar un ser que la complemente, la valore y la cuide.

Un sol interior es, por completo, esa búsqueda sin brújula, sin Norte, sin pies ni cabeza. Isabelle es divorciada, tiene una hija de diez años, y es una pintora contemporánea de algún reconocimiento, pero eso no la hace feliz. La veremos intentando una y otra vez encontrar una pareja, un amante, un hombre con el que ella sienta una conexión real. No es este un largometraje con un arco narrativo completo: es ante todo la descripción de la conducta errática de una mujer voluble, frágil, caprichosa y de baja autoestima, que no parece nunca satisfecha con lo que recibe de unos hombres de muy disimiles características: un banquero, un actor, su exmarido, un galerista, un hombre del campo… a cada uno se aferra y cada uno tiene sus motivos para quedarse con ella o dejarla, causándole gran frustración. Un sol interior no es una “comedia anti romántica” como se lee erróneamente en el póster en español, es un drama sobre el dolor de no tener entre las manos el objeto de nuestra pasión y sobre la humillación a la que podemos someternos con tal de hallarlo.

Un sol interior (Un beau soleil intérieur, 2017)

Hay una angustia constante en Isabelle: un vacío, un deambular semi insomne y una impulsividad inusitada la caracterizan, haciéndola equivocarse y caer. Entre implorar amor, despachar amantes, creer en romances idealistas o escuchar los consejos contradictorios que sus amigos le dan, su vida está más llena de desencuentros que de hallazgos, enmarcados todos en ese rostro bellamente maduro de Juliette Binoche, a quien este filme retrata en unos primeros planos antológicos y llenos de sabiduría, captados por la lente de Agnès Godard. En una película sobre el amor, su carencia y su sufrir, que está narrada con diálogos antes que con acciones, era muy importante el registro detallado del lenguaje corporal de sus protagonistas y por eso la cámara de Godard persigue manos, trayectoria de miradas, gestos mínimos, caricias inesperadas, pasmo, lágrimas…

Un sol interior (Un beau soleil intérieur, 2017)

La veterana directora parisina Claire Denis se unió esta vez a la dramaturga Christine Angot -habian trabajado juntas en el cortometraje Voilà l’enchaînement (2014)- abandonando temporalmente a su habitual guionista, Jean-Pol Fargeau, quizá porque buscaba otra mujer para entre las dos armar una amalgama de experiencias románticas y afectivas que dieran cuerpo a una cinta sobre la extrema dificultad que representa ser feliz. “No es una autobiografía directa, pero hay un fuerte elemento autobiográfico que se trata con distancia y perspectiva. Christine y yo  realmente nos reimos mientras escribíamos esta película. Estábamos viendo estas situaciones como cosas por las que hemos pasado y dejado atrás, por lo que no hubo ninguna angustia ni agitación involucrada en el proceso”, explica Claire Denis en entrevista con Yonca Talu para la revista Film Comment (mayo/junio de 2018).

El corazón es tan inexplicable y tan absurdo, que la secuencia final de Un sol interior muestra los extremos a los que alguien tan vulnerable como Isabelle llega con tal de encontrar una esperanza. Vana, quizá, pero es la única que tiene. Y a algo hay que aferrarse para no morirse de desolación.

©Todos los textos de www.tiempodecine.co son de la autoría de Juan Carlos González A.

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