Volver a Hitchcock
Infalible sinónimo del cine, Alfred Hitchcock y su filmografía han sido objeto reciente de atención. Más que una casualidad o una moda, lo entiendo como un síntoma feliz de la vigencia de un autor que todavía tiene mucho que contarnos y enseñarnos.
El 6 de julio del año anterior se presentó en las afueras del Museo Británico, en Londres, una versión restaurada de su filme Blackmail, acompañada de una orquesta en vivo. Se trata de un proyecto del British Film Institute para recuperar y dar larga vida a nueve películas de la etapa inglesa de Hitchcock que son consideradas patrimonio artístico universal; en septiembre su obra cumbre, Vértigo, fue catalogada por la encuesta mundial de la revista Sight & Sound como la mejor película de la historia, desplazando a Ciudadano Kane. También en el 2012 se estrenaron dos películas biográficas sobre este autor, The Girl, hecha directamente para la televisión por HBO Films y Hitchcock, dirigida por Sacha Gervasi, y con Anthony Hopkins personificando al maestro del suspenso.
Ambas cintas tratan sobre momentos puntuales de su vida: la primera da cuenta de la obsesiva relación que Hitchcock tuvo con la actriz ‘Tippi’ Hedren durante el rodaje de Los pájaros y Marnie, mientras la segunda –aún en cartelera en nuestro país- es un recuento de la crisis que atravesaba al momento de iniciar el proyecto de Psicosis, que se convertiría en su película más exitosa en términos de taquilla. Este Hitchcock de Gervasi opta por un ángulo particular: explorar la importancia que tuvo la esposa del realizador, Alma Reville, como guionista y montajista en toda su obra, papel imprescindible que ella realizó a la sombra de su famoso marido, al que vemos en una encrucijada profesional en la que se cuestionaba su talento. Hitchcock, pese a su levedad, es un bocadillo cinéfilo de buen sabor que busca un espectador cómplice capaz de disfrutar sus sutilezas.
Pero sigamos con este recuento: este mes se estrenó en la televisión de los EE.UU. la serie Bates Motel, una “precuela” de Psicosis, que nos muestra a un Norman Bates adolescente, embriagado en su relación edípica con su madre, Norma (interpretada por Vera Farmiga). Aunque la serie empieza en el momento de la compra del famoso motel, está ambientada en este siglo, para hacerla así atractiva a un público joven, deseoso de verse reflejado. Allí se encontrarán con el espíritu del cine de Alfred Hitchcock: ojalá presten atención y Bates Motel los lleve luego a su cine. Los espera un tesoro.
Publicado en la columna “Séptimo arte” del periódico El Tiempo (Bogotá, 28/03/13). Pág. 18
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